9 martes
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 350 [355] / Lecc. I p. 875
ANTÍFONA DE ENTRADA Apoc 19, 7. 6
Alegrémonos, regocijémonos y demos gracias, porque el
Señor, nuestro Dios omnipotente, ha empezado a reinar. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos concedas anunciar
la victoria de Cristo resucitado, para que alcancemos en plenitud
los bienes eternos, cuyo anticipo hemos recibido. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Tenían un solo corazón y una sola alma.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37
La multitud de los que habían creído tenía un solo corazón
y una sola alma; todo lo poseían en común y nadie consideraba
suyo nada de lo que tenía.
Con grandes muestras de poder, los apóstoles daban
testimonio de la resurrección del Señor Jesús y todos gozaban
de gran estimación entre el pueblo. Ninguno pasaba necesidad,
pues los que poseían terrenos o casas, los vendían, llevaban el
dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles, y luego se
distribuía según lo que necesitaba cada uno.
José, levita nacido en Chipre, a quien los apóstoles llamaban
Bernabé (que significa hábil para exhortar), tenía un campo; lo vendió
y puso el dinero a disposición de los apóstoles. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 92, 1ab. lc-2. 5
R. El Señor es un rey magnífico. Aleluya.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido de
poder y majestad. Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno,
y para siempre está firme tu trono. R.
Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para
siempre, Señor, la santidad adorna tu templo. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 3, 15
R. Aleluya, aleluya.
El Hijo del hombre debe ser levantado en la cruz, para que
los que creen en él tengan vida eterna. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo.]
Del santo Evangelio según san Juan 3, 7b-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “No te extrañes de
que te haya dicho: Tienen que renacer de lo alto’. El viento
sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene
ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”.
Nicodemo le preguntó entonces: “¿Cómo puede ser esto?”
Jesús le respondió: “Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes
esto? Yo te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y
damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan
nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de
la tierra, ¿cómo creerán si les hablo de las celestiales? Nadie ha
subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está
en el cielo. Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto,
así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el
que crea en él tenga vida eterna”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Continuamos la entrevista de
Jesús con Nicodemo, que ahora se centra en lo
que constituye una especie de “columna vertebral”
del Evangelio de san Juan. Esto se podría resumir
así: el don de la «vida eterna» está reservado para
aquellos que creen que Jesús es el Hijo de Dios y
que lo aceptan y Enviado del Padre. La fe en Cristo
nos ha de llevar al ideal de una comunión en el amor
fraterno. Tal amor –que se afianza en la oración y en
las enseñanzas de los apóstoles– ha de traducirse en
ayuda mutua e incluso en una real participación de
bienes, tanto espirituales como materiales.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos
misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente
renovados por su acción, se conviertan para nosotros en causa
de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 24, 46. 26
Era necesario que Cristo padeciera y resucitara de entre los
muertos, y así entrara luego en su gloria. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que
la participación en los sacramentos de nuestra redención nos
ayude en la vida presente y nos alcance las alegrías eternas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.