19 martes
Blanco
Solemnidad,
SAN JOSÉ,
Esposo de la Virgen María
MR p. 720 [707] / Lecc. I p. 1002
Su misión en esta vida consistió en velar por Jesús "haciendo
las veces de padre" (prefacio). Pero el Señor ha querido que
la cabeza de la Sagrada Familia siga cumpliendo la misma
función con la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo. Maria es
madre de la Iglesia; san José, el protector.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 12, 42
Éste es el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al
frente de su familia.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, que pusiste bajo la fiel custodia de san
José los comienzos de la salvación humana, te pedimos que, por
su intercesión, pueda tu Iglesia llevarla siempre a su plenitud. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.]
Del segundo libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16
En aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le dijo:
“Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto:
‘Cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre
con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y
consolidaré su reino.
Él me construirá una casa y yo consolidaré su trono para
siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu
casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono
será estable eternamente’ ”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 88, 2-3.4-5.27 y 29
R. Su descendencia perdurará eternamente.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a
conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi
amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. R.
Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con
mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu
trono eternamente’. R.
Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege
y que me salva’. Yo jamás le retiraré mi amor ni violaré el
juramento que le hice”. R.
SEGUNDA LECTURA
[Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó.]
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 4, 13. 16-18. 22
Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus
descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía
de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida
mediante la fe.
En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda
asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo
para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los
que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos
nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido padre de
todos los pueblos.
Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en
quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a la existencia
a las cosas que todavía no existen. Él, esperando contra toda
esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos,
conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa
será tu descendencia. Por eso, Dios le acreditó esta fe como
justicia. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 83, 5
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Dichosos los que viven en tu casa; siempre, Señor, te alabarán.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
[Tu padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia.]
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51a
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las
festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce
años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos
días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin
que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana,
hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no
encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio
de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus
respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre
le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu
padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia". Él les
respondió: "¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que
debo ocuparme en las cosas de mi Padre?" Ellos no entendieron
la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y
siguió sujeto a su autoridad. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
REFLEXIÓN: • Celebramos la solemnidad de
san José, esposo de la santísima Virgen María y
patrono de la Iglesia universal. La figura de este
gran santo, aun permaneciendo más bien oculta,
reviste una importancia fundamental en la historia
de la salvación, ya que él se mostró –al igual que su
esposa María– como un auténtico heredero de la fe
de Abraham. • Su grandeza resalta aún más porque
cumplió su misión de forma humilde y oculta en la
casa de Nazaret. Por lo demás, Dios mismo, en la
Persona de su Hijo encarnado, eligió este camino
y este estilo –la humildad y el ocultamiento– en
su existencia terrena. • El ejemplo de san José es
una fuerte invitación para todos nosotros a realizar
con fidelidad, sencillez y modestia la tarea que la
Providencia nos ha asignado. Que san José nos
ayude a todos los cristianos a hacer con confianza
y amor la voluntad de Dios, colaborando así al
cumplimiento de la obra de salvación. [Sintetizado
de: Benedicto XVI, Ángelus, 19-III-2006].
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que así como san José sirvió con amorosa
entrega a tu Unigénito, nacido de la Virgen Maria, así también
nosotros, con un corazón limpio, merezcamos servirte en tu
altar. Por Jesucristo, nuestro Senor.
PREFACIO: Misión de san José.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Senor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la solemnidad
de san José, porque él es el hombre justo que diste por esposo
a la Virgen Madre de Dios, el fiel y prudente servidor a quien
constituiste jefe de tu familia para que, haciendo las veces de
padre, cuidara a tu Unigénito, concebido por obra del Espíritu
Santo, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, los angeles y los arcangeles, y todos los coros
celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegria.
Permitenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu
alabanza: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 25, 21
Alégrate, siervo bueno y fiel. Entra a compartir el gozo de tu
Senor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, protégé siempre a esta familia tuya que alimentada con
el sacramento del altar, se alegra hoy al celebrar la solemnidad
de san José, y conserva en ella los dones que con tanta bondad
le concedes. Por Jesucristo, nuestro Senor.
ACTIVIDAD DIOCESANA
XI Aniversario del inicio del Ministerio Pontificio del
Papa Francisco (19 de Marzo de 2013).