10 miércoles
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 351 [356] / Lecc. I p. 877
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 17, 50; 21, 23
Te alabaré, Señor, ante las naciones y anunciaré tu nombre a
mis hermanos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Al conmemorar cada año los misterios por los que
devolviste a la naturaleza humana su dignidad original y le
infundiste la esperanza de la resurrección, te suplicamos, Señor,
confiadamente, que en tu clemencia, nos concedas recibir con
perpetuo amor lo que conmemoramos llenos de fe. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo,
enseñando al pueblo.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 17-26
En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido,
que eran los saduceos, llenos de ira contra los apóstoles, los
mandaron aprehender y los metieron en la cárcel. Pero durante
la noche, un ángel del Señor les abrió las puertas, los sacó de
ahí y les dijo: “Vayan al templo y pónganse a enseñar al pueblo
todo lo referente a esta nueva vida”. Para obedecer la orden, se
fueron de madrugada al templo y ahí se pusieron a enseñar.
Cuando llegó el sumo sacerdote con los de su partido
convocaron al sanedrín, es decir, a todo el senado de los hijos
de Israel, y mandaron traer de la cárcel a los presos. Al llegar
los guardias a la cárcel, no los hallaron y regresaron a informar:
“Encontramos la cárcel bien cerrada y a los centinelas en sus
puestos, pero al abrir no encontramos a nadie adentro”.
Al oír estas palabras, el jefe de la guardia del templo y los
sumos sacerdotes se quedaron sin saber qué pensar; pero en ese
momento llegó uno y les dijo: “Los hombres que habían metido
en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo”.
Entonces el jefe de la guardia, con sus hombres, trajo a los
apóstoles, pero sin violencia, porque temían ser apedreados por
el pueblo. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de
alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor que se alegre su
pueblo al escucharlo. R.
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos
su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de
todos mis temores. R.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás
decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres
y los libra de todas sus angustias. R.
Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor
acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el
Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 3, 16
R. Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único,
para que el que crea en él, tenga vida eterna. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.]
Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21
"Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único,
para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga
la vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al
mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en
él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado por
no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz
al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque
sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la
luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran.
En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad se acerca a
la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios".
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: La oferta universal de salvación
por parte de Dios tiene un motivo y una finalidad:
amar al hombre sin reservas ni medidas. Cristo es
el gran signo o sacramento de ese amor del Padre
a la humanidad, tal y como queda patente en su
Encarnación. La «fe» o la «incredulidad» contienen
ya un adelanto del juicio definitivo que acaecerá en
relación a cada ser humano. Dios nos da los medios
y las gracias suficientes para permanecer siempre
unidos al Único capaz de liberarnos de nuestras
cárceles y cadenas, y de llevarnos al Reino de la «luz»
y de la «verdad».
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos
hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos
que, así como hemos conocido tu verdad, de igual manera
vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 16. 19
Yo los elegí del mundo, dice el Señor, y los destiné para que
vayan y den fruto, y su fruto permanezca. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste
alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su
antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo,
nuestro Señor.