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Martín Casillas, maestro mayor de la catedral de Guadalajara:

nuevos datos y consideraciones sobre su vida y obra en Nueva España

Enrique Camacho Cárdenas[1]

 

 

En el marco del cuarto centenario de la dedicación de la catedral de Guadalajara se divulga un artículo que da nuevas luces para entender lo que implicó el proceso que hizo posible la construcción del monumento más relevante en términos culturales para el occidente, noroeste y norte de lo que hoy es México: la catedral de Guadalajara[2]

 

 

La historiografía española y mexicana ha reducido hasta el momento la actividad artística del maestro extremeño Martín Casillas en el virreinato de la Nueva España casi en exclusividad a su participación en la construcción de la catedral de Guadalajara en Nueva Galicia, iniciada en la década de 1570 y finalizada parcialmente en 1618. A ello se suman los escasos datos conocidos de su intervención en la catedral de México, bajo la dirección de Claudio de Arciniega, entre 1584 y 1586, así como de su presencia en la obra del desagüe de la ciudad de México en 1627. A excepción de esas noticias, poco más se conoce del trabajo realizado por el discípulo del arquitecto Francisco Becerra en Nueva España, sobre todo en Guadalajara, donde se estableció y debió desarrollar su etapa profesional de mayor madurez y dejó una amplia descendencia que ocuparía diferentes cargos de cierta relevancia en los ámbitos político, religioso y arquitectónico de la ciudad.[3]

Los diferentes estudios de carácter general que han abordado la labor del maestro, así como las monografías realizadas sobre la catedral neogallega, han reiterado en ocasiones las pocas noticias que se dan en las crónicas de Tello y Mota Padilla, si bien han sido cuestionadas.[4] Tanto la fecha de inicio de la construcción novogalaica en 1561 como la atribución del proyecto primigenio a Martín Casillas, recogidas en ambos escritos, han sido corregidas desde hace tiempo en sucesivos trabajos.[5] También en relación con la catedral de Guadalajara, los estudios se han centrado sobre todo en las cuestiones referidas al debate sobre la elección del tipo de cerramiento más adecuado para el templo, producido entre Diego de Aguilera –maestro mayor de la catedral de México– y Martín Casillas –maestro mayor de la catedral de Guadalajara– en 1599, fecha clave en la construcción de la obra.[6] Por otro lado, desde la publicación sobre la catedral de México por Toussaint, en la que se documentó también la intervención del maestro extremeño, poco más se ha avanzado en conocer nuevos datos sobre su posible participación en otros proyectos en la ciudad de México.[7] Asimismo, los datos biográficos del artista conocidos hasta el momento son escasos, lo que dificulta su estudio.

A la luz de la nueva documentación consultada, aunque la vinculación del maestro con la catedral de Guadalajara sigue siendo la que proporciona el mayor número de datos sobre su actividad como arquitecto en el virreinato novohispano, hay que añadir que participó en otros proyectos. Su producción artística se amplía con el desempeño de otros trabajos en la construcción, inspección y valoración de obras en México y Guadalajara. Por ello, el presente estudio tiene como objetivo destacar la trayectoria profesional de Martín Casillas en tierras americanas, pues si bien las nuevas noticias al respecto siguen siendo insuficientes para realizar un estudio minucioso sobre su vida y obra, ahora permiten avanzar en el conocimiento de su actividad artística desarrollada en ambas ciudades, lo que a su vez ha servido para reflexionar sobre varios aspectos relacionados con su llegada a América, su posterior traslado a Guadalajara, la movilidad geográfica del maestro por Nueva España y otras cuestiones sobre su trabajo.

El desarrollo de la actividad constructiva del artífice extremeño en el virreinato de Nueva España se puede enmarcar dentro de algunas de las características generales que definieron a los arquitectos profesionales en el último cuarto del siglo xvi y principios del xvii. La mayoría de ellos trabajaron sólo en una obra importante, y si fueron llamados para ocuparse de otras fue de forma ocasional.[8] Aunque hay que aproximarse a esa cuestión con cierta cautela, debido a los estudios monográficos que existen sobre la labor arquitectónica de otros artífices que tuvieron una vida profesional fructífera en el Nuevo Mundo durante ese periodo, lo cierto es que se puede incluir el trabajo de Martín Casillas en tierras indianas dentro de esa idea general. Tras la consulta de la nueva documentación y después de la revisión bibliográfica sobre el tema de estudio, es posible mantener que el maestro se centró en la construcción de la catedral novogalaica, que fue su gran empresa arquitectónica.

Antes de su paso a Guadalajara se tienen varias noticias sobre su actividad, aunque dispersas en diferentes publicaciones. Hasta el momento se ha dicho que el maestro mayor de la catedral era oriundo de Trujillo (Extremadura) y que se formó con Francisco Becerra, con quien llegó a Nueva España como aprendiz. Solís Rodríguez puntualizó que es probable que Casillas marchara con Becerra a América en 1573, o bien lo hiciera poco después junto a su compañero de taller Alonso Pablos.[9] Años más tarde, el maestro Casillas estuvo trabajando en las “medias muestras” de la catedral de México, bajo las órdenes de Claudio de Arciniega, al menos hasta 1585, y se trasladó después a Guadalajara.[10] Sin embargo, en relación con su paso a América hay que puntualizar que aunque han comentado varios historiadores que Martín Casillas posiblemente llegó a Nueva España con el arquitecto Francisco Becerra, sin todavía haberse probado documentalmente, el nombre del extremeño aparece vinculado más directamente con un tal Alonso Sánchez. El 18 de junio de 1583, Casillas aparece como testigo en el expediente sobre el matrimonio de Alonso Sánchez y Ana de Tapia con el objetivo de demostrar la soltería del contrayente. El documento que hace referencia a Casillas como vecino de México, natural de Trujillo y maestro de cantería certifica que ambos se conocían desde siempre por ser de Trujillo y había continuado su amistad en el Nuevo Mundo, pues “pasaron juntos en una flota de esta Nueva España y nunca lo ha perdido de vista y cuando mucho lo ha perdido de vista ha sido un mes”.[11] De interés es la edad del maestro que, según el documento, tenía veinticinco años aproximadamente en 1583. También aparece como testigo el cantero Alonso Pablos, de treinta años de edad aproximadamente, que “siempre le trató y comunicó hasta que este testigo se vino […] que puede haber cuatro años poco más y […] al cabo de dos años vino el dicho Alonso Sánchez con unos tíos suyos y siempre desde que vino hasta ahora han andado juntos”.[12] Por otro lado, hay constancia de que a Alonso Sánchez, hijo de Antón García y de Isabel García, se le permitió salir a Nueva España como aprendiz de carpintero con Pedro Machalino el 21 de mayo de 1580.[13] Asimismo, se apuntó que el carpintero Andrés Hernández partió para México en 1580 con su mujer y sus hijos, un aprendiz y su sobrino Alonso Sánchez, también carpintero.[14]

Al hilo de lo anterior es posible comentar que, si bien se podría dudar de la autenticidad del testimonio de Martín Casillas, que pudo mentir para ayudar a Alonso Sánchez a conseguir su propósito, es posible pensar que fue en el mismo año de salida de Sánchez cuando Casillas abandonó la Península, y no como hasta el momento se ha afirmado. Así mismo, parece evidente que la llegada de Alonso Pablos a América debió ser anterior a la de Martín Casillas. Según la información que proporciona el documento, la hipótesis sobre la salida de Casillas a tierras indianas se podría establecer entre 1580 y 1581, cuando contaba con veintidós o veintitrés años de edad, idea que se refuerza con las noticias que se tienen sobre su actividad en Extremadura. Las últimas notas documentales aportadas por Sanz Fernández ayudan a insinuar que pudo ser realmente en esas fechas cuando salió de la Península Ibérica, ya que en 1579 se localiza trabajando en unas casas de la calle Campillo en Trujillo, como lo indica la memoria de condiciones que el cantero extremeño redactó para hacerse cargo de la realización del lienzo delantero de dichas casas, y fueron así mismo esa fecha y ese trabajo los últimos de los que se tienen constancia en tierras extremeñas.[15]

Previamente a 1579 se tienen referencias profesionales y personales que lo sitúan en Trujillo. En 1571 aparece junto a Alonso Pablos, hijo, y Francisco Casco como testigo en el contrato de obligación entre el monasterio de la Concepción Jerónima y los canteros Francisco Becerra y Francisco Sánchez.[16] En 1573, meses antes de la marcha del maestro Becerra a América, viajó con él a Herguijuela para trabajar en la iglesia. Becerra recibió del mayordomo 45 reales “por el jornal de quince días que trabajó Martín Casillas su criado”, es decir, su ayudante.[17] El 3 de noviembre de 1577 contrajo matrimonio con Mencía González, hija de Francisco Sánchez, cantero difunto.[18]

La primera noticia que se conoce del arquitecto en el virreinato data de 1582 cuando aparece como vecino de Puebla. A diferencia de lo expuesto anteriormente, Tovar de Teresa indica que Casillas se avecindó y casó en la ciudad poblana con Mencía de Cabrera hacia 1582.[19] Respecto a su trabajo en Puebla, se desconoce por el momento su participación en algún proyecto de la ciudad. No obstante, es de interés señalar cómo la historiografía ha hablado de la relación profesional que unía a Francisco Becerra y Martín Casillas en tierras extremeñas, aunque sea más difícil hablar de ese vínculo en territorio novohispano, entre otras cuestiones porque las últimas noticias documentales mencionadas situarían a Casillas en Nueva España a partir de 1580.[20] Por ello existe la posibilidad de que Casillas no coincidiera con su maestro en Nueva España, pues Becerra partió a Quito en 1580.[21] Sin embargo, no es de extrañar que los contactos del maestro en territorio poblano facilitaran el camino en el ámbito profesional al recién llegado Casillas, quien curiosamente se localiza en esas tierras, antes de su estancia en México. Sin duda la labor de Becerra como maestro mayor de la catedral de Puebla desde 1575 tuvo que favorecerle de modo positivo, aunque Casillas debió concluir su formación en territorio americano de la mano de otros maestros que estaban desarrollando ahí su trabajo desde hacía tiempo.

A continuación se localiza como cantero en las obras de la catedral de México, como indican los libros de cuentas de las obras que se llevaron a cabo en los años 1585-1586, en los que se ejecutaron las reparaciones en la iglesia vieja para el iii Concilio Provincial Mexicano, y también algunas obras en la iglesia nueva. Casillas cobró 390 pesos por cuatro hiladas de las medias muestras de los pilares torales y cien pesos por una hilada de un pilar toral en la catedral nueva. También se le pagó el trabajo ejecutado en la portada principal de la catedral vieja, por trece piedras que labró y estrió para la portada de los pies de dicha portada.[22] Respecto de la ejecución de la portada principal de la catedral vieja se sabe que los autores fueron Martín Casillas, maestro de arquitectura, Alonso Pablos, Juan de Arteaga y Hernán García de Villaverde, oficiales canteros. Casillas estuvo a cargo de diversas obras desde los últimos meses de 1584 y el 6 de febrero del año siguiente, pues se le entregaron 150 pesos de oro común, “que pagó por el alquiler de siete canoas grandes para traer en ellas tablas de Chalco a esta ciudad, para la tijera y cobertura de la iglesia catedral, por quince días a razón de un peso cada día y por cada canoa, montó los dichos 150 pesos”. Su intervención en esa obra duraría más de un año, pues el 21 de abril de 1586 recibió una cantidad por el labrado de las trece piedras para la portada, a 12 pesos cada una.[23]

Con posterioridad a esas fechas, las notas localizadas sobre el arquitecto no se relacionan con su trabajo. En 1588, Pedro López de Aragón obligó a Martín Casillas como principal, a Juan Ruiz, maestro albañil, y a María Sánchez, viuda de Diego Martín Casillas, como sus fiadores, a pagar a Luisa Coronel, albaceas y herederos unos 2 592 pesos 2 tomines de oro común, por diez carros herrados y seis bueyes.[24] En 1591, aparece como testigo en el poder que otorgó Domingo de Mercado, alguacil mayor de la corte de México, para que Diego Ronquillo, vecino de las islas Filipinas y que en esos momentos se disponía a ir para allá, pudiera cobrar cualquier cuenta en su nombre y enviar a Nueva España las mercancías que comprara.[25]

En México, la actividad del maestro no solo se centró en la catedral, sino que intervino en las escuelas de la ciudad.[26] Casillas estuvo en la cárcel pública de México por no dar cuenta de ciertos materiales que estuvieron a su cargo para la obra de éstas, y fue don Luis de Velasco quien ordenó, el 8 de abril de 1591, que lo dejaran en libertad.[27] El 6 de julio de 1593 se celebró claustro pleno en la Universidad de México, en el que se trató el tema del préstamo que se necesitaba pedir de 4 000 o 5 000 pesos al virrey de Nueva España para la prosecución del edificio de las escuelas nuevas. A cargo de la obra consta que estuvo Martín Casillas.[28]

El primer apunte que se conoce de su presencia en Guadalajara, y concretamente en la obra de la catedral, es del 24 de septiembre de 1593, en el que,

 

por cuanto conviene que en esta santa iglesia el obrero que en ella hubiera sea persona que entienda de edificios y asista con cuidado, nombraban y nombraron por obrero de ella según como hasta aquí lo ha sido Diego de Espinosa, hasta hoy, de este dicho día en adelante lo sea y sirva el dicho oficio de obrero Martín de Casillas, maestro mayor de la obra de la iglesia nueva que se hace en esta ciudad.[29]

 

Las funciones de obrero eran atender todas las obras de arquitectura y reparo no sólo de la catedral sino del hospital, colegio, cárcel y casas pertenecientes a la iglesia en Guadalajara, además de “la traza y armadura del monumento”.[30] Martínez González fue el primero en señalar el año 1593 como fecha en la que Casillas fue nombrado obrero, percibiendo por ello un sueldo anual de cien pesos de oro.[31] Pero si bien en esa fecha el cabildo eclesiástico decidió nombrarlo obrero, Casillas ya era maestro mayor de la catedral. Sin embargo, es probable que su traslado a Nueva Galicia no fuera mucho antes de esa fecha, por existir documentos que lo sitúan el mes anterior en México, tal y como se verá a continuación. Quizás el cabildo eclesiástico aprovechó la presencia y formación del maestro para destituir del cargo de obrero a Espinosa y encargarle ese puesto al extremeño, además del que ya ostentaba de maestro mayor de la obra. Lo curioso es que la fecha de su nombramiento como obrero coincidió aproximadamente con el fallecimiento de Claudio de Arciniega, maestro mayor de la catedral metropolitana, y el nombramiento del geómetra y arquitecto Diego de Aguilera, el 19 de agosto de 1593, como nuevo maestro mayor con el sueldo anual de 500 pesos de oro. A las órdenes de Aguilera quedaban todos los oficiales canteros, carpinteros y el resto de las personas que estaban desarrollando su trabajo en el templo metropolitano.[32]

No se conocen las razones ni las personas que pudieron intervenir en el traslado de Martín Casillas a Guadalajara, ni en su nombramiento como maestro mayor de la catedral. Tampoco se sabe si después de 1586 continuó trabajando en la catedral de México, ni la fecha exacta de su llegada a Guadalajara. Sin embargo, como se ha destacado, su nombramiento como obrero de la iglesia neogallega en septiembre de 1593, cuando ya era maestro mayor de la catedral, resulta significativo, principalmente por el cambio simultáneo que se produce en la dirección de la obra de la catedral de México. La muerte de Arciniega y la continuación en la dirección del proyecto catedralicio metropolitano por parte de Aguilera pudieron influir en el traslado del maestro trujillano a Guadalajara, ya que es posible pensar que su nombramiento como maestro mayor de la catedral tapatía tuvo lugar casi en la misma fecha en la que el cabildo lo nombró además obrero de la iglesia. Quizás el apoyo profesional de Arciniega le ayudó o lo puso en relación con la ciudad neogallega para hacerse cargo de la obra de la catedral, dejando la capital de Nueva España en el momento en el que ya no contaba con la protección del arquitecto vallisoletano, recientemente fallecido. Por otro lado, y aunque no consta ninguna nota al respecto, Casillas pudo no mantener una buena relación con Aguilera, nombrado nuevo maestro mayor. La disputa profesional que entre ambos se vivió en Guadalajara años más tarde para hacerse con el remate de la obra catedralicia, y la insistencia de Casillas como maestro mayor de ella para conseguirlo, podría al menos servir para plantear la idea.

Además de lo comentado, se han localizado otras noticias que ayudan a situar la llegada de Casillas a Guadalajara posiblemente en 1593, pues antes de abandonar la capital novohispana tuvo que resolver ciertos asuntos económicos y judiciales, como se refleja en el poder especial y traspaso que hace el 15 de agosto de 1593. Dicho poder se lo otorgó a Rodrigo Dávila de la Vega y a Andrés Moreno, para que pudieran cobrar del mayordomo de la obra de la catedral de Guadalajara en Nueva Galicia unos 1 131 pesos de oro común. Casillas se comprometió a pagar 200 pesos de oro común cada final de año, como maestro y obrero mayor de la obra, hasta liquidar la deuda con Dávila. Asimismo, renunció y traspasó los derechos y acciones de ese dinero a Dávila en satisfacción de similar cantidad de dinero por la que había estado preso en la cárcel real de la corte de México. Al día siguiente, el maestro otorgó un poder general a Pedro de la Colina y a Martín Salcedo para que actuaran en todos sus pleitos, causas, y negocios civiles y criminales.[33]

Instalado en Guadalajara, simultaneó su labor como maestro mayor de la obra nueva y obrero de la iglesia, trabajando en este segundo cargo hasta el 5 de julio de 1594, por estar ocupado en la obra de la catedral definitiva y no poder asistir a los reparos de la provisional. El canónigo José Ramírez lo sustituyó con el sueldo anual de cien pesos.[34] En cambio, sobre el cargo de maestro mayor se sabe poco. La falta de documentos sobre las cuentas de fábrica de la obra nueva durante el siglo xvi impide precisar ciertos datos económicos que ayuden a esclarecer el periodo exacto de la participación de Casillas en la obra, de igual forma que la de los anteriores arquitectos, así como el sueldo específico que recibieron los maestros mayores.

Nueva documentación ha permitido ampliar los datos sobre su intervención en el edificio, aunque estos se centran otra vez en el periodo comprendido entre 1599 y 1602, cuando tuvo lugar el remate de la obra, momento clave en la historia constructiva del edificio. Si bien sobre su intervención se conocía la solución propuesta para cubrir la catedral con bóvedas de nervadura, a diferencia de la opción de bóvedas vaídas defendida por Diego de Aguilera, ahora también consta su decisión de destruir los soportes primitivos que separaban las naves, y con ello su nueva propuesta para los definitivos, expresada en las mencionadas condiciones del remate con las que consiguió de nuevo la dirección de la obra. Además, en ellas se trataron otros aspectos relacionados con los materiales que debían usarse en la construcción de las cubiertas y vanos, así como sobre el diseño de la portada del Perdón en la fachada principal del edificio, y de las torres, entre otras obras.[35] En relación con su labor en la composición del edificio es de interés destacar la noticia documental que señala la participación de Alonso de Robalcava y Juan de Alcántara como tracistas y maestros en el proyecto de la catedral, antes que Martín Casillas se hiciera con el cargo de maestro mayor de la obra.[36] A pesar de eso, si se comparan las noticias que se tienen de la presencia de Robalcava y Alcántara en la obra con las referentes a Casillas, las del maestro trujillano son las más abundantes, lo que le convierte por ello y de momento en el maestro mejor documentado del proyecto quinientista.[37]

Por otro lado, habría que acercarse a las cuestiones sobre cómo Casillas consiguió seguir en la dirección de la obra, a pesar de haber obtenido Diego de Aguilera el remate en 1599. Al margen de las condiciones que presentó Casillas para la obra, se puede señalar una razón que tuvo que ser decisiva, o bien influir considerablemente en ese momento. En 1601 Andrés de Concha fue nombrado maestro mayor de la catedral de México, ya que Aguilera –que le había antecedido en el cargo– había fallecido un año antes.[38] El mismo virrey advirtió que el nombramiento sería mientras se encontraba a una persona más apta y se proveía el cargo con mayor conveniencia. El acto se justificó comentando que Andrés de Concha era un pintor por oficio y muy aventajado, y aunque no sabía nada sobre cantería, había hecho obras de escultura que lo acreditaban y se consideraba más apto para desempeñar las labores de un arquitecto que el resto de aspirantes.[39] La desaparición del arquitecto granadino tuvo que aumentar la probabilidad de Casillas para conseguir finalmente la obra de la catedral, así como ayudó a Andrés de Concha a tomar la dirección de la de México. En las condiciones de la postura de Casillas en 1600, el maestro trujillano mencionó la muerte de Aguilera en relación a cómo se debía solucionar el reparto del dinero invertido en la construcción. Martín Casillas insistió en que la persona en quien se rematara la obra le debía pagar toda la cantidad de la obra realizada desde el día en que se remató en Diego de Aguilera hasta el momento de su fallecimiento, y el resto de la obra que se hizo después de la muerte. Para evitar problemas se estableció que si se remataba la obra en otra persona que no fuera él, se debía elegir dos personas hábiles, una de cada parte, para tasar y valorar lo obrado.[40] Es evidente que como maestro mayor, sus posibilidades para quedarse con el proyecto eran mayores, más si se tiene en cuenta que al año siguiente de la muerte de Aguilera se nombraría a Concha como maestro mayor de la catedral de México, sin éste contar con la formación adecuada para el desempeño del puesto. Dicha decisión pone en evidencia la escasez de arquitectos cualificados que durante ese periodo hubo en el virreinato de Nueva España.

La labor del maestro en Guadalajara no se ciñó estrictamente al proyecto de la catedral. Paralelamente, su nombre se localiza en otros inmuebles en los que realizó labores de inspección y tasación, así como en otras diferentes actividades. Así, en 1606 Martín Casillas el viejo se hizo con uno de los seis regimientos de la ciudad para su hijo Martín Casillas Cabrera el mozo, por una cantidad de 500 pesos de oro. El 4 de enero de 1608, mientras se estaba cubriendo la catedral, el cabildo llamó al maestro para que diera su parecer sobre las reparaciones de una pared de la cárcel de la ciudad, y un presupuesto para la obra. Según Casillas, la pared que daba a las casas de Tomás Pérez estaba muy deteriorada y necesitaba una rápida solución para no derrumbarse. El obrero Sebastián Muñoz realizó en un plazo de quince días la obra, por la que cobró 50 pesos de oro. Además, el 24 de octubre de ese año la Audiencia de Guadalajara acordó pagar a Martín Casillas los aproximadamente 940 pesos que la ciudad debía a la obra de la catedral. También en noticias de 1609 aparece como fiador de Diego de Benavides Canceno para el desempeño del oficio de alguacil mayor de la ciudad. En otro documento de 18 de septiembre de 1610 se dio libranza a Martín Casillas de Cabrera, regidor de la ciudad, en nombre y con poder de Martín Casillas, su padre, de 343 pesos y 3 granos de oro común “que cupo a pagar a los vecinos españoles de esta ciudad que no sean encomenderos, del veinte y ocho repartimiento para la dicha obra”.[41] El 10 de enero de 1619 se le nombró como tasador para valorar dos pares de casas que pertenecían a los bienes de los difuntos Francisco Rodríguez y Lucía de la Vera, que lindaban por una parte con casas que fueron del canónigo José Ramírez, difunto, y de Miguel Manuel Pimentel, y con otras de Francisco Martínez y de la capellanía del canónigo Juan de Arteaga, también difunto.[42]



[1] Doctor en Historia del Arte, forma parte del Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla.

[2] Texto tomado del Anuario de Estudios Americanos, núm. 74, 1, de la Universidad de Sevilla (enero-junio del 2017), pp. 47-70.

2 También se ha señalado la atribución de la dirección de las obras de la catedral de Oaxaca a Martín Casillas. El dato consultado en el texto de Pizarro Gómez, donde se retoma la noticia, no indica el documento que lo verifique ni la procedencia bibliográfica. Pizarro Gómez, 1990, 176.

[4] Tello, Antonio, Crónica miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco, Libro Segundo (Guadalajara, 1891), Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco / Universidad de Guadalajara, 1968, p 576; Mota Padilla, Matías de la, Historia del reino de Nueva Galicia en la América septentrional [Guadalajara, 1742], Guadalajara, Instituto Nacional de Antropología e Historia / Universidad de Guadalajara, 1973, p. 209.

[5] Marco Dorta reflexionó sobre el periodo en el que se inició la catedral definitiva, indicando que debió ser después de 1568. Marco Dorta, Enrique, Fuentes para el estudio del arte hispanoamericano, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1951, v. 1, pp. 40-41. Por otro lado, la última monografía realizada sobre el edificio ha vuelto a insistir en dichos aspectos y ha considerado que debió comenzarse la obra a finales de 1573 o a principios de 1574. García Fernández, Estrellita, «Su construcción, transformaciones y contexto», en Juan Arturo Camacho Becerra (coord.), La Catedral de Guadalajara. Su historia y significados, t. ii, Zapopan, El Colegio de Jalisco, 2012, vol. 2, pp. 20-22.

[6] Para el estudio de dicha etapa constructiva es fundamental la aportación documental de Marco Dorta, op. cit., v. 1, pp. 42-45 y 172-195.

[7] Toussaint, Manuel, La Catedral de México y el Sagrario Metropolitano. Su historia, su tesoro y su arte, 2ª ed., México, Porrúa, 1973, pp. 19 y 29.

[8] Gante, Pablo C., La arquitectura de México en el siglo xvi, 2ª ed., México, Porrúa, 1954, p. 13.

[9] Solís Rodríguez, Carmelo, «Artistas trujillanos en América (siglos xvi y xvii)», Norba-Arte, v, Cáceres, 1984, 117-140, p. 133.

[10] La recopilación de los datos citados se localiza en Bérchez, Joaquín, “La Iglesia catedral de Guadalajara”, en Catálogo de la exposición Los siglos de oro en los virreinatos de América 1550-1700, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe ii y Carlos v, 1999, pp. 259-260.

[11] En el primer repertorio lexicográfico publicado por la Real Academia Española entre 1726 y 1739 se definió el término cantero como «el que labra piedra, como las que sirven para los edificios: y también se llaman así los que las traen de las sierras de donde se cortan, y las conducen de su cuenta […]». Real Academia Española, 1729, t. 2, 123. Sobre el oficio de cantero, la organización de trabajo en la construcción, así como la nueva figura del arquitecto como profesional liberal y sus diferencias con respecto a otras titulaciones oficiales dentro de la dirección de una obra: Alonso Ruiz, Begoña, El arte de la cantería. Los maestros trasmeranos de la Junta de Voto, Santander, Universidad de Cantabria, 1991, pp. 51-63 y 93-95. Marías, Fernando, El largo siglo xvi. Los usos artísticos del Renacimiento español, Madrid, Taurus, 1989. pp. 494-517. Rodríguez Estévez, Juan Clemente, Los canteros de la catedral de Sevilla. Del Gótico al Renacimiento, Sevilla, Diputación Provincial de Sevilla, 1998, pp. 289-321.

[12] Casamiento de Alonso Sánchez y Anna de Tapia, Ciudad de México, 18 de junio de 1583, Archivo General de la Nación (agn), Instituciones Coloniales, Regio Patronato Indiano, Matrimonios, vol. 128, exp. 22, fs. 2v-3r.

[13] Asiento de pasajero, Sevilla, 21 de mayo de 1580, Archivo General de Indias (AGI), Contratación, Pasajeros, 5538, 1, f. 266r.

[14] Navarro del Castillo, Vicente, La epopeya de la raza extremeña en Indias, Mérida, Vicente Navarro del Castillo, 1978, pp. 401. Altman, Ida, Emigrantes y sociedad. Extremadura y América en el siglo xvi, Madrid, Alianza Editorial, 1992, pp. 216-217.

[15] Con base en ese dato, el autor puso en entredicho la hipótesis de Solís Rodríguez sobre el paso de Casillas a América en la séptima década del siglo xvi. Sanz Fernández, 2009, 145.

[16] Ibidem, 144-145.

[17] Solís Rodríguez, 1973, 335; 1984, 133.

[18] El padre de Mencía González fue Francisco Sánchez, el viejo, que aparece en 1570 como fiador de Francisco Becerra en la escritura de la obra de la iglesia de Orellana la Vieja (Cáceres). Sobre Francisco Sánchez [González], hijo de Jerónimo González que también aparece como fiador en dicha escritura se tienen noticias hasta 1592, y es el cantero que participa con Francisco Becerra en el monasterio de la Concepción Jerónima. Sanz Fernández, 2009, 66, 144-145 y 197-203.

[19] Tovar de Teresa, 2008, 92.

[20] Francisco Becerra fue uno de los arquitectos más importantes del siglo xvi. En América desarrolló su actividad en los virreinatos de Nueva España y del Perú.

[21] Las últimas investigaciones realizadas sobre la obra de Francisco Becerra pueden consultarse en Fernández Muñoz, 2006.

[22] Cuesta Hernández, 2009, 190 y 216; 2011, 600, nota 20.

[23] Los datos sobre la participación de Casillas en a la catedral vieja se extraen del Libro de Cuentas de la fábrica de la Obra de la Santa Iglesia Catedral de México, dado a conocer por Toussaint, Tovar de Teresa, 2008, 90.

[24] Notaría, México, 28 de mayo de 1588, Archivo General de Notarías de la Ciudad de México (agncm), vol. 3353, notaría 496: Juan Pérez de Rivera, ff. 97r-99v.

[25] Notaría, México (día y mes no conservados), 1591, agncm, notaría 1: Nicolás de Yrolo, vol. 184, ff.85r-86v.

[26] En el plano de la ciudad de México de 1562 se observa cómo éstas estuvieron próximas a la zona de la iglesia mayor. Las nuevas se edificaron algo más alejadas de la catedral, concretamente en el ángulo sureste de la plaza mayor, tal y como aparece en el plano de la plaza de México de 1596. Planos de la Plaza Mayor de México y de los edificios y calles adyacentes, México (día y mes no conocidos), 1562; y México (día y mes no conocidos), 1596, agi, MP-México, 3, y MP-México, 47, respectivamente.

[27] [Orden de don Luis de Velasco para dejar en libertad a Martín Casillas, preso en la cárcel pública por no dar cuenta de los materiales de la obra de las escuelas.], México, 8 de abril de 1591, agn, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, General de Parte, vol. 4, exp. 409, f. 119r.

[28] [Sobre el claustro que trató el tema del préstamo para la prosecución de la obra de las escuelas nuevas.], México, 6 de julio de 1593, agn, Instituciones Coloniales, Regio Patronato Indiano, Universidad, vol. 6, exp. 208, fs. 205r-206r.

[29] Acta capitular, Guadalajara, 24 de septiembre de 1593, Archivo Histórico del Cabildo Metropolitano de la Arquidiócesis de Guadalajara (ahcmag), Libro 3º de actas capitulares, f. 117v.

[30] García Fernández, 2012, 2, 30-31.

[31] Martínez González, 1992, 34.

[32] Nombramiento de maestro mayor de la catedral en Diego de Aguilera en lugar de Claudio, México, 19 de agosto de 1593, agn, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Duplicadas, vol. 2, exp. 525, f. 319v.

[33] Notaría, México, 15 de agosto de 1593, agncm, notaría 375: Juan Bautista Moreno, vol. 2483, ff. 394r-395v y f.430r-v.

[34] Acta capitular, Guadalajara, 5 de julio de 1594, ahcmag, Libro 3º de actas capitulares, ff. 117v y 133r.

[35] García Fernández, 2012, 2, 34-39.

[36] Ibidem, 29.

[37] La intervención de tracistas y maestros en la catedral de Guadalajara anteriores a Martín Casillas, así como el trabajo desarrollado por el maestro trujillano en la obra se han destacado y analizado en mi tesis doctoral, aun inédita, La catedral de Guadalajara en Nueva Galicia: tres siglos de construcción, defendida en la Universidad de Sevilla en el 2014.

[38] García Fernández señala que el 28 de marzo de 1600 se informó de la muerte de Aguilera, así como expresa que tal hecho es probable que beneficiara a Casillas para hacerse de nuevo con la obra. García Fernández, 2012, 35, nota 95, y 36.

[39] Fernández, 1985, 255-256 y 343-345. Tovar de Teresa, 1992, 86-88.

[40] Expediente de las condiciones y cantidad del remate de la catedral de Guadalajara, Guadalajara, 13 de abril de 1600, agi, Guadalajara, 64, s/f.

[41] Parres Arias, 1970, 8-9, 33-34, 44, 58 y 81.

[42] Palomino y Cañedo, 1972, 248-249.



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