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Informe rectoral del Seminario de Guadalajara. Año lectivo 2016-2017

José Guadalupe Miranda Martínez[1]

 

Al no haberse podido realizar el acto académico a santo Tomás de Aquino, en el que se incluye la lectura del Informe Rectoral del Seminario Conciliar de Guadalajara, se publica, de forma muy posterior a la fecha al calce del texto, lo que sobre la marcha del Seminario recibió en sus manos el Señor Arzobispo,

Cardenal José Francisco Robles Ortega.

 

Buenas tardes a todos.

Eminencia Reverendísima, Arzobispo de esta entrañable Iglesia local y Rector de nuestro Seminario:

 

I.               Introducción

 

No con poco temor me presento ante esta asamblea, por sexta ocasión consecutiva, para informar sobre el caminar de este Seminario en el curso recientemente concluido.

Es cierto que, como pastor solícito, puede seguir de cerca la marcha de esta institución levítica valiéndose de los medios que considere más pertinentes; sin embargo, esta rendición de cuentas aquí y ahora por este servidor y quienes abnegadamente colaboran con él creo que sigue siendo indispensable, enraiza en una tradición añeja y, por lo que otros han informado, es ya un referente del que no se puede prescindir.

Al adentrarnos, la primera experiencia que se impone es que estamos frente a una institución eclesial bendecida por Dios, objeto de cuidados especiales de sus pastores, siempre en el corazón de los fíeles de esta porción del Pueblo de Dios y palestra de muchos jóvenes generosos. Por tanto, este relato será apenas un asomo a una realidad compleja y paradójica que hunde sus raíces en el llamado que Dios hace a individuos concretos inmersos en una comunidad de creyentes empeñada en construir, en el desafiante aquí y ahora, el Reino, mientras camina a la casa del Padre.

            Por lo mismo, de mi parte sería iluso pretender presentar un informe preciso, pormenorizado y tangible para todos. Es cierto que se cuenta con un sinnúmero de recursos para incursionar en este anhelo; en primer lugar, no se pude quedar indiferente ante la experiencia acumulada por esta institución durante más de tres siglos de existencia; tampoco caer en la indiferencia ante las orientaciones y lineamientos que con tanta generosidad está ofreciendo la Iglesia a través de los organismos involucrados en esta labor. Se podrían enumerar otros recursos encaminados a este fin, y, aun cuando todos estuvieran bien asimilados y aplicados, pronto se cae en la cuenta que todo esto no basta porque, ante todo, estamos frente a lo Sobrenatural, frente al misterio, es decir, frente al llamado amoroso de Dios al sacerdocio a través de innumerables y variadas mediaciones humanas a personas con sus potencialidades y límites, con sus aspiraciones y fragilidades, que en ocasiones se pueden transformar en verdaderos fragmentaciones y dramas no siempre fáciles de sanar.

 

II.              El llamado

 

 “Las vocaciones eclesiales son una manifestación de la inconmensurable riqueza de Cristo”,[2] por lo tanto, deben ser valoradas y cultivadas con solicitud pastoral para que puedan florecer y madurar. Esta afirmación de la Nueva Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis entre nosotros se recibe con alegría y como desafío porque, efectivamente, Dios ha sido generoso sembrando a manos llenas en este campo del Señor. No ha cesado de llegar a este Seminario, a pesar de tantas familias en crisis, cada vez con menos hijos y postradas por tantas estrecheces que las agobian y hacen difícil su existencia.

Tampoco ha mermado la solicitud pastoral para cultivarlas y acompañarlas en las distintas fases de la vida humana, sin faltar la parte de la infancia. De hecho en este amplio sector es en donde más recursos materiales y humanos invierte el Seminario, ya que son siete las casas desde donde se atiende a los llamados, y son 20 los sacerdotes, a tiempo completo, encargados de individuar los llamados y darles el acompañamiento adecuado.

 

1.    Promoción Vocacional

 

Con un método bien probado, una larga experiencia y prácticas siempre actualizadas, el Centro de Vocaciones realizó su tarea en todas las comunidades parroquiales de la Diócesis, esperando mejores resultados que los obtenidos en el curso anterior. Al equipo base se unían los fines de semana, 69 seminaristas de Segundo de Filosofía, quienes a su vez se coordinaron con los promotores vocacionales de cada decanato; un indicador para valorar los resultados del trabajo realizado por el amplio equipo de Promoción Vocacional son los Pre-Seminarios. En éstos se impone siempre el encuentro, la cercanía y el acompañamiento para discernir, con responsabilidad, qué candidatos se han de recibir en el Seminario, evitando así trabajos futuros fuera de tiempo y el fomento de falsas expectativas en los ingresados. El presbítero Catarino Espinoza, con toda la experiencia de 15 años al frente de esta delicada labor, reconoce que “en este curso se dio la más baja participación en los Pre-Seminarios del área metropolitana; apenas asistieron 571 niños, adolescentes y jóvenes. Desconocemos las causas hasta este momento, y nos sentimos obligados a realizar un análisis serio que nos ayude a descubrir cuáles han sido nuestros errores y debilidades. Estamos seguros que es Dios quien llama, pero también tenemos la seguridad que hay algo que hemos dejado de hacer”.

 

2.    Seminaristas en Familia

 

En nuestra Diócesis esta modalidad es una forma de promoción vocacional ya bien consolidada y que está dado excelentes resultados. La Nueva Ratio la sugiere en el número 17: “Es conveniente que el obispo diocesano, donde lo considere oportuno, provea a la erección de un Seminario Menor o una institución semejante “.

      El equipo cada día se esfuerza por ser más fraterno y eficiente; quedó integrado por cuatro sacerdotes a tiempo completo y cinco seminaristas del Año de Servicio. Se atendió a 311 seminaristas, en su mayoría del área urbana, ofreciéndoles formación cristiana y un curso de español, además se tuvieron las entrevistas personales en sus domicilios, reuniones mensuales con los padres de familia y el acompañamiento psicológico como medios adecuados para conocer mejor a estos jóvenes y adolescentes en su proceso vocacional. Las vacaciones de comunidad y los campamentos también resultaron útiles para completar este acompañamiento y conocer mejor a los alumnos en otros ambientes. La perseverancia fue de un 85 por ciento; los aprobados se acomodaron en los distintos grados de secundaria en Sem-Fam, 35 ingresaron a preparatoria, 31 pasaron a promoción vocacional y tres se internaron en la secundaria Anacleto González Flores. Ahora se tiene como prioridad hacer más presencia en los módulos foráneos donde existe mayor potencial vocacional e integrar a todos los sacerdotes de esos lugares. Definitivamente a los párrocos y los sacerdotes, con su acción y testimonio, nadie los puede sustituir en la noble labor de promover las vocaciones.

 

3.    Secundaria Beato Anacleto González Flores

 

Es el Seminario Auxiliar, en la Diócesis, más reciente en su modalidad de secundaria. En buena parte se echó a andar este proyecto para la atención de los gérmenes en adolescentes de la ciudad, que en otros tiempos se daba en la secundaria Felipe Galindo y Chávez. Sin duda es la casa que cuenta con el mayor número de recursos humanos, ya que son seis sacerdotes a tiempo completo y cinco seminaristas del Año de Servicio para una población de poco más de un centenar de alumnos.

En contraposición, el edificio tiene varias carencias fundamentales, a pesar de las últimas mejoras para hacerlo más digno. Incluso algunas áreas que ya se daban por terminadas ameritan una reparación casi total.

Puesto que aquí se trabaja con adolescentes en su primera etapa, el Equipo de formadores ha tenido la precaución y el tino de involucrar, de diversas maneras, a los padres de familia en el acompañamiento vocacional de sus hijos. Los resultados de esta modalidad son positivos, puesto que todos han salido beneficiados. Conviene seguir mejorándola.

Todos los alumnos de este plantel provienen de los Pre-Seminarios que se realizan en la ciudad durante la Pascua y en verano; como existen recursos y personal para atender mayor número de alumnos, es de esperarse que en cursos sucesivos se dinamice mejor la promoción vocacional en la zona urbana, principal abastecedora de esta casa. Toda la comunidad la integran muchachos que manifiestan inquietudes vocacionales; son sencillos, generosos, rinden académicamente, incluso en el ambiente educativo se han hecho reconocer por las autoridades educativas.

 

4.    Ahualulco

 

En esta localidad, el Seminario, en su modalidad de secundaria, cuenta con quince años de existencia y ya muestra como fruto cierto un sacerdote y otros dos están en puerta. Como la población no es centro en esa región, y no todos los sacerdotes se han interesado en este proyecto, ese Seminario es poco conocido y menos concurrido; sin embargo, la labor de algunos sacerdotes de esa región, la promoción vocacional y la perseverancia de seminaristas en las distintas comunidades de la zona han permitido que cada vez se conozca más este proyecto.

El curso lo iniciaron 32 alumnos, dos sacerdotes a tiempo completo y dos seminaristas mayores del Año de Servicio. Perseveraron 25, de los cuales cinco pasaron a la preparatoria Fray Antonio Alcalde.

La sana y fructífera colaboración con el instituto Líderes del Siglo (lisi), responsable del área académica, sigue siendo un reto que todavía puede aportar más beneficios si se tiene en cuenta que varios objetivos son comunes y el espacio es el mismo casi durante toda la jornada. Lo mismo puede decirse de la urgencia de incrementar la promoción vocacional y mejorar el acompañamiento personal de los alumnos aun en algunos fines de semana.

 

5.    Cuquío

 

Desde el año 2000 este Seminario, enclavado en una región rica de vocaciones al sacerdocio, ha colaborado en la formación de buenos cristianos y ayudado en su discernimiento vocacional a muchos jóvenes, algunos de los cuales ya son miembros del presbiterio diocesano.

Iniciaron el curso 33 alumnos, se retiraron 11 y tres pasaron a la preparatoria. Todos frecuentan la secundaria regida por el Seminario y en funciones en el mismo edificio donde se encuentran internados. Estuvieron acompañados por dos sacerdotes y tres seminaristas del Año de Servicio; en general son adolescentes nobles, sencillos y bien dispuestos a recibir la formación que se les ofrece. Se distinguieron en el área académica mejorando notablemente sus promedios; sin embargo, no faltaron las dificultades propias de la adolescencia, por fortuna pronto superadas gracias a la vigilancia de los formadores y a la docilidad de los alumnos.

Otro elemento digno de mención es la generosidad de los fieles de la región en el sostenimiento de este Seminario; son más de 1 900 los bienhechores que mes con mes aportan su ayuda económica.

De igual manera, no puede pasar inadvertido el servicio silencioso y eficiente prestado por las hermanas Misioneras del Corazón de María y de los Pobres; lo mismo hacen en las casas del Anacleto y de Tapalpa. El Seminario agradece y valora su aportación y testimonio en favor de la formación de los futuros pastores.

En la región cada día es más frecuente el deterioro del tejido social y su incidencia en la marcha del Seminario por el influjo que ejerce en las familias, incluso en ocasiones, impide el desplazamiento seguro de los seminaristas a sus hogares. También es preocupante constatar que no todos los sacerdotes toman en serio la promoción vocacional, y que en algunos seminaristas mayores faltó celo y creatividad en esta tarea los fines de semana, cuando realizan su apostolado.

 

6.    La Barca

 

El Seminario auxiliar de la Barca surgió por iniciativa del Cardenal José Salazar López y con la colaboración de los sacerdotes de la Vicaría del Señor de la Misericordia, hace 30 años; en un principio funcionó en una planta anexa al templo de San Juan Bosco. Posteriormente se edificó la casa actual, amplia y funcional, que también sirve de sede al  Centro Humanístico de La Barca, secundaria regida por el Seminario. Ésta da cabida a 356 alumnos de La Barca y de poblaciones vecinas, y poco a poco se va consolidando como la mejor opción para los estudiantes de esa zona. A ella asisten los seminaristas, en este curso apenas 20 en total; además, cuatro frecuentaron una preparatoria particular en la Barca. Provenientes de distintos ambientes, pudieron conformar una pequeña comunidad que los ha marcado como pertenecientes al Seminario y los ha ayudado a esclarecer su llamado. Manifiestan gusto por la vida sacramentaria y disfrutaron de la Liturgia y de los actos de piedad. Sin embargo, como  “hijos de su tiempo”, también han sido zarandeados por los medios de comunicación, de manera particular por las redes sociales y en ocasiones por el uso indebido del internet.

Para esta casa siguen siendo un reto la promoción vocacional, la buena coordinación y entendimiento con los sacerdotes de la región y potenciar la preparatoria, ya que en el pasado ofreció buenos frutos.

 

7.    Totatiche

 

Fue fundado hace cien años en una zona que de poco tiempo acá cuenta con vías de comunicaciones rápidas, no precisamente para llevar progreso y bienestar a sus habitantes, sino para que estos se dieran prisa en abandonar campos y poblados para nunca más volver; como que se cansaron de vivir por siglos en la austeridad y el aislamiento entre mineros e indios bravos, en pueblos fortaleza. Al final de esa etapa, idílica para algunos, San Cristóbal Magallanes consolidó esa región como comarca levítica, al menos así aparece en el  “Árbol genealógico sacerdotal” del cronista de Totatiche.

En contraste, ahora que los pueblos están semivacíos, el campo abandonado, el tejido social más que deteriorado, cuando muerte y desolación todo lo invaden, las vocaciones al sacerdocio abundan. El Seminario centenario es como un oasis en ese páramo, o posiblemente un refugio, pero está lleno de adolescentes, muchachos de los cuales se dicen llamados. Están allí como una bendición de San Cristóbal Magallanes; también gracias a la generosidad de las familias, el fervor de las comunidades y el trabajo del Seminario que se hace presente en todos los rincones de la zona.

En efecto, iniciaron 109 alumnos, perseveraron 94 y 15 pasaron al Seminario Menor a la etapa de discernimiento vocacional intenso. Todos participaron con alegría y entusiasmo en las festividades del centenario, que culminaron el 21 de noviembre con la celebración de la Eucaristía presidida por Monseñor Felipe Aguirre Franco, Arzobispo emérito de Acapulco y antiguo formador de este Seminario. El claustro de la nueva casa fue insuficiente para dar cabida a los fieles procedentes de toda la región, y participaron exalumnos, sacerdotes exformadores y bienhechores.

 

III.            El discernimiento: Seminario Menor

 

En nuestra Diócesis, el Seminario Menor sigue siendo granero del Seminario Mayor. Lejos de suprimir esta etapa, como ha sucedido en muchas diócesis, se ha venido potenciando con la apertura de cuatro secundarias y el reforzamiento del proyecto del Seminaristas en Familia y el Curso de Nivelación.

La finalidad del Seminario Menor es ayudar en la maduración humana y cristiana de adolescentes que muestran algunos signos de vocación al sacerdocio ministerial, con el fin de desarrollar, conforme a su edad, la libertad interior que los haga capaces de corresponder al designio de Dios sobre su vida.[3]

El equipo formador de esta casa lo integran 14 sacerdotes a tiempo completo, y desde hace varios años han venido consolidando un proyecto formativo que dé cohesión y solidez a las actividades a realizar en los tres años de preparatoria y Curso de Nivelación. La comunidad de alumnos es heterogénea debido a su procedencia, el nivel académico y el ambiente familiar. Predominan los alumnos de la zona metropolitana, casi todos del Oriente de la gran ciudad. De Totatiche, región flagelada por la violencia, llegaron 30 alumnos a enfrentar una realidad totalmente distinta a la suya; de Cuquío 10, y 8 de Ahualulco. En este curso La Barca no aportó ningún alumno.

            Buen porcentaje de alumnos de los tres grados manifiestan, en mayor o menor medida, cuatro fragilidades constantes. En primer lugar, cada día son más los alumnos que vienen de familias desintegradas, con todo lo que esto puede significar en muchachos que apenas están saliendo de la adolescencia. Espirituales, prefectos y psicólogos los auxilian a superar estas carencias.

Otro sector todavía más numeroso llega con carencias académicas muy acusadas; se ha hecho necesario un curso de regularización para los de nuevo ingreso, con el fin de ponerlos a tono con las exigencias de la preparatoria y mantener el nivel académico en esa etapa.

Prácticamente todos se han hecho dependientes del celular y del internet; es un avance tecnológico del que ya no se puede prescindir, pero con frecuencia los esclaviza y perjudica. Desde hace años se están implementando estrategias para que esta segunda concupiscencia sea correctamente encausada, siempre en provecho de los alumnos.

Fenómeno relativamente nuevo en esta población es el sedentarismo y la tendencia a una alimentación deficiente, que traen por consecuencia la obesidad en grado extremo en algunos de sus miembros. Se hace un esfuerzo especial, con buenos resultados, para inculcarles hábitos alimenticios sanos e inducirlos al ejercicio físico sistemático y al deporte organizado.

Por fortuna son más las bondades y potencialidades que las carencias. En su mayoría son jóvenes sinceros y generosos, receptivos y espontáneos, bien dispuestos a seguir las orientaciones que se les ofrece. En esta fase son transparentes con los formadores; la careta y hasta las manifestaciones de doble personalidad, por desgracia, son realidades que luego toman forma en algunos en etapas posteriores.

Un indicador tangible de su disponibilidad es el progreso que han hecho en el deporte y el cultivo de la música, progreso que se transforma en fervor, que por desgracia, la mayoría conserva con dificultad hasta la etapa teológica. Se cree que para entonces es la pastoral la que los zarandea y acapara.

Bien discernidos por la acción del Espíritu y la colaboración de sus padres espirituales, pero también cernidos por el escrutinio de sus prefectos, pasaron 57 alumnos al Curso Introductorio en Tapalpa (cit).

 

IV.            Etapa propedéutica: Curso Introductorio, Tapalpa

 

Es, propiamente, la primera etapa de formación al sacerdocio; consiste en un periodo dedicado a discernir la conveniencia de continuar la formación sacerdotal o de emprender un camino de vida diverso; es ante todo para asentar las bases sólidas para la vida espiritual y favorecer un mejor conocimiento de sí que permita el desarrollo personal.[4]

Con esta consigna iniciaron el cit, en la pintoresca población de Tapalpa, 81 alumnos, todos diocesanos. Se manifestaron como un grupo noble, con valores humanos y cristianos bien asimilados, creativos y generosos en el trabajo físico. Encuentran gusto en la oración y en la práctica de los sacramentos. Dedicados al estudio en general.

El campo para la pastoral, desde hace años, les viene restringido durante el curso sólo al encuentro con enfermos y ancianos de la localidad; sin embargo, tienen amplio espacio para recrearse con la prolongada experiencia pastoral de Cuaresma. En esta ocasión la desarrollaron en las comunidades parroquiales de Zapotlán del Rey y san Ignacio Portes Gil, en Jalisco, y otro grupo se desplazó hasta la comunidad de Caborca y la Y Griega, en la Diócesis de Nogales, Sonora.

La toma de sotana se tuvo el 18 de enero de 2017, con la presencia de Su Eminencia. Para la mayoría de los alumnos este acontecimiento es un fuerte estímulo en su proceso de discernimiento vocacional, aunque no faltan algunos que lo toman como un medio para hacerse de  “padrinos” y bienhechores. Por sus dimensiones y modalidad, continúa siendo un evento desproporcionado y en ocasiones reñido con una verdadera austeridad cristiana.

 

V.             Etapa disciplinar de Filosofía

 

El ciclo filosófico, después de la última reforma al Plan de Estudios, por lo pronto quedó en un bienio, y permanece aún un grupo en el Seminario Menor por cuestión de cupo en la casa del Mayor. Se espera que la mayoría de los seminaristas que llegan a esta etapa tengan clara conciencia de su llamado y estén dispuestos a entrar en los secretos del Reino de Dios como individuos con su personalidad bien estructurada y equilibrada.[5] Así mismo, pronto se disponen a entrar en un diálogo serio con los exponentes más distinguidos del pensamiento de todos los tiempos.

Por otra parte no faltan quienes, en su pasividad estoica, quisieran mantener su numen virginal, sin darse cuenta que con esta actitud se convierten en presas fáciles de otras instancias deformadoras de la personalidad; prisioneros de esta atmósfera, trastocan los mismos postulados del pensamiento:  “publico en el face, luego existo”,  “nada hay en el pensamiento que no haya pasado por la red”... ante esta realidad, tanto maestros como formadores buscan la manera para que estos jóvenes sean cada día menos virtuales y más críticos, estén mejor informados y no indigestos de información, se familiaricen con el manejo de ideas claras y nobles y no se dejen aplastar por la sobrecarga de imágenes, algunas no siempre edificantes.

Una práctica laudable tanto entre filósofos como entre teólogos es la donación frecuente de sangre a familiares, sacerdotes y bienhechores. Son varios los seminaristas que han podido ejercer esta obra buena para personas en problemas graves de salud. Esto no deja de ser un signo de generosidad y de buena salud en la mayoría de los alumnos. Aunque no faltan jóvenes con obesidad o incluso enfermedades irreversibles como diabetes e insuficiencia renal. Otro mal que aqueja a los jóvenes en esta etapa son los accidentes en el deporte; tan extendido está este fenómeno que cada día es más difícil encontrar un seguro médico que enfrente esta necesidad. De 142 alumnos que iniciaron el curso se retiraron 18, casi todos por decisión personal en un proceso serio de discernimiento.

 

VI.            Etapa configuradora (Teología)

 

Aunque toda la etapa teológica está destinada para que el seminarista entre de lleno en el proceso de configuración con Cristo Pastor y Siervo, se puede decir que este objetivo se hizo más palpable en los últimos años de Teología, ya que los dos primeros fueron de acomodo e integración, incluso en primero se hizo una depuración gradual y ponderada para erradicar lastres que impedían la buena marcha grupal. Los de segundo curso de Teología, por su parte, un poco diezmados, después del benéfico año de servicio se integraron en el Seminario con más realismo a continuar su configuración con Cristo, con más conocimiento de causa y determinación firme. No faltan, sin embargo, los indecisos que esperan que sus formadores decidan por ellos.

A partir de tercero de Teología el acompañamiento se hace más intenso y personalizado, de tal manera que los alumnos se dejan interpelar, son más abiertos y no tan fácilmente sucumben a los fingimientos y dobles caras. Casi todos han adquirido método de estudio y de investigación y hacen buen uso de los medios de comunicación. Sin embargo, no falta más de alguno que se deja zarandear por las redes o definitivamente sucumbe ante las trampas del celular, aun en esta etapa final del proceso formativo.

El índice de perseverancia en ambos grupos (3º y 4º) es aceptable, ya que de 81 alumnos dejaron el Seminario tres por decisión personal, y tres por recomendación de sus formadores. Los perseverantes fueron instituidos ministros. Para evitar diligencias jurídicas tempraneras, se tiene especial cuidado para recibirlos como candidatos al diaconado. Por otra parte, se está buscando que todos lleguen al Servicio Pastoral (v de Teología) ya investidos con esta orden, para evitar que quienes dudan o aquellos de quienes se duda a estas alturas cuanto antes sean orientados adecuadamente.

Desde hace tiempo el Seminario hace un esfuerzo especial por erradicar los flagelos que afectan a un buen número de alumnos; me refiero a la carencia de una cultura alimenticia adecuada y al sedentarismo en no pocos. Ambas realidades en ocasiones se perciben en un solo instante, cuando el seminarista desde su cubil y diestra aplicación en su celular hace llegar a domicilio el amasijo de su preferencia, y todavía hace esperar y desesperar al repartidor motorizado. De seguir esa dinámica no está lejano el día que exijan el servicio hasta su aposento.

Los talleres que se impartieron, encaminados a exterminar estas carencias, dieron buenos resultados en general. Hubieran sido mejores si, al poco tiempo, algunos no se vieran lentos y lucieran rollizos en cuanto desaparecieron la asesoría y la presión.

 

VII.          Etapa pastoral (quinto de Teología)

 

Incluye el periodo entre el fin de la estancia en el Seminario y la ordenación presbiteral; está encaminada a insertar a los candidatos en la vida pastoral mediante una intensa y adecuada preparación.[6] El Seminario agradece a los párrocos que reciben a los seminaristas en esta etapa. Con sus bemoles, en este curso la práctica resultó satisfactoria, tanto que los 22 neopresbíteros se integraron a sus respectivas parroquias después de vivir las ordenaciones y cantamisas en un ambiente de alegría y austeridad.

Se ha procurado, como recomienda la Nueva Ratio,[7] que las ordenaciones de diáconos y de presbíteros se realicen en fechas y lugares distintos, a fin de poner a cada momento la debida y peculiar atención, y de facilitar la comprensión de los fíeles. Por eso, la ordenación de los diáconos se tiene en Navidad, en el Templo de san Bernardo, y la de presbíteros por Pentecostés, en el Santuario de los Mártires. En estas ocasiones las ordenaciones fueron de 37 y 22 respectivamente.

 

VIII.         Numeralia

 

1.    Apostolado

 

Otra forma eficiente de promoción vocacional ha sido la presencia de los Seminaristas en los lugares de apostolado en sus distintas modalidades. Hasta el momento no se han podido atender todas las peticiones de los párrocos a desempeñar esta labor. Sin embargo, el apostolado sabatino tuvo presencia en 128 parroquias: 100 urbanas y el resto foráneas.

            Para atender a los fieles el Miércoles de Ceniza, se cubrieron 91 parroquias entre urbanas y foráneas. Durante la Semana Santa, 87 fueron asistidas por seminaristas: 84 en la Diócesis, una en Oaxaca y dos en Nogales.

En las Misiones de Verano se atendieron 48 parroquias, se tuvo una misión en la Prelatura del Nayar y tres de la Diócesis de Nayarit. Además, el Seminario tuvo la oportunidad de insertarse en el proceso pastoral asistiendo a la Asamblea de Pastoral de la Diócesis, en ella participaron tres Sacerdotes de esta casa y dos alumnos por cada grupo. Posteriormente éstos hicieron extensivos los resultados de la Asamblea a sus mismos grupos, donde encontraron eco y aplicación concreta en la marcha comunitaria.

 

2.    Biblioteca

 

La Biblioteca del Seminario Mayor de Guadalajara cuenta con un director y dos empleadas de tiempo completo. Ha funcionado satisfactoriamente gracias a la eficiencia de los responsables y al buen uso que ha hecho de ella el número en aumento de sus usuarios.

El acervo de consulta es de 65 132 títulos disponibles para todos los usuarios; de éstos, 8 247, se han dado de alta en el Sistema Integral Automatizado de la Biblioteca de la Universidad de Colima, 2 394 más que el curso pasado.

Cabe señalar que todo el acervo de libros de filosofía ya está disponible en el Sistema y que se avanza en la primera sección de libros para la Facultad de Teología (Sagradas Escrituras).

En este periodo ingresaron a la Biblioteca 6 500 libros donados por sacerdotes. Mención especial merece el donativo de 4 000 títulos provenientes de la biblioteca del padre Agustín Soltero, casi todos especializados en Liturgia. También se integraron aproximadamente 700 títulos de la biblioteca del presbítero Jaime Parga Íñiguez, cuya temática general es la Teología pastoral y la Catequesis. Por compra se adquirieron 375 libros y se recibieron 42 suscripciones de publicaciones periódicas impresas de distintas partes del mundo.

El profesor Santiago Ruíz Montoya encuadernó y reparó 729 libros y el restaurador Luis Díez de Sollano intervino 42 libros antiguos para garantizar su conservación.

El número de usuarios se incrementa de forma notoria en tiempo de exámenes o entrega de trabajos escolares al fin del curso. También se debe reconocer que cada día más aumentan las consultas bibliográficas de forma virtual. Mucho se lamenta que haya usuarios que “se llevan” los libros a pesar de la atención puesta para cuidarlos.

 

3.    Economía

 

Gracias a la generosidad de los bienhechores y a la solicitud de algunos párrocos, la administración del Seminario tiene un saldo actual de 4 440 395.93.

Los ingresos más significativos siempre provienen del Pueblo de Dios. Se mencionan los siguientes:

 

-Binaciones:                                               $ 749,949.00

-Oficina de colectas:                                 $ 19'926,862.46

-Donativos                                       $ 9'335,580.00

-Colecta del Día del Seminario  $ 13 '218,978.69

 

Los egresos más fuertes son los siguientes:

 

-Nóminas.                                       $ 13 '119,486.01

-Mantenimiento                              $ 10'475,167.10

-Alimentación                                             $10'399,304.70

-Gastos sin cuenta específica                $ 8'932,809.80

-imss                                                 $ 1'665,764.46

-infonavit                                        $ 987,350.87

 

 

4.    Estadísticas generales

 

Se inscribieron en este curso (2016-2017) 330 teólogos, 142 filósofos, 81 alumnos del Curso Introductorio, 633 al Seminario Menor, para un total de 1 186 seminaristas mayores y menores. Se retiraron durante el curso 208 alumnos de todas las casas.

            Como candidatos a las Ordenes Sagradas fueron admitidos 59, instituidos ministros lectores y acólitos, 75; 37 ordenados diáconos y 22 presbíteros.

 

IX.            Prefectura de Estudios

 

El Instituto de Teología San Cristóbal Magallanes dedicó el Anuario de Teología a la reflexión sobre la familia.

A lo largo del curso la Prefectura de Estudios organizó y participó en una serie de eventos culturales entre los que cabe destacar las conferencias sobre “El impulso de la sagrada Escritura bajo los criterios de la Pastoral bíblica, a partir de la evaluación del Magisterio y de la revolución de los estudios bíblicos”, impartidas por el P. Jesús García Zamora.

Durante el mes de mayo se realizó el i Festival Internacional de Música Sacra. Participaron el coro de la Universidad Bolivariana, la Escolanía de la Universidad Autónoma de Guadalajara, la Escolanía Gregoriana Fray Octavio Michel y la Schola Cantorum del Seminario de Guadalajara.

El 16 de junio se llevó a cabo la presentación del primer volumen de la revista de Filosofía del Seminario que lleva como título Parresía. Ese mismo mes, del 19 al 21, se realizó el examen oral final para conseguir el Bachillerato en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense. El Seminario agradece la confianza que las autoridades de esa Universidad han mostrado a nuestra Institución, concretamente a monseñor Enrico Dal Covolo, Rector Magnífico; al decano, Mons. Nicola Cióla, y al Reverendo P. Profesor Guiseppe Pulcinelli.

 

X.             Efemérides

 

El Seminario se vistió de luto en dos ocasiones. Primero, por la muerte repentina del señor Cura Alejandro Orozco Raygoza, por más de 30 años Padre espiritual en el Seminario y eficiente facilitador pastoral de varias generaciones de seminaristas. Sus funerales se realizaron el Martes Santo en una de las comunidades donde dejó su huella de Pastor.

Después, el 9 de agosto, en plenas vacaciones de verano, la muerte alcanzó en forma dramática a Juan Carlos Huízar Pinedo, alumno de segundo de Teología, mientras ejercitaba el cuerpo para ennoblecer su espíritu. Ambos acontecimientos nos recordaron la cercanía de la muerte y nuestra frágil condición de peregrinos empeñados por encontrarnos con el Padre.

Pero no todo ha sido aflicción y penas, porque, como gran familia del Seminario, pudimos regocijarnos el 28 de agosto por los cincuenta años de ministerio sacerdotal de monseñor Úrsulo Flores Flores, prácticamente todo entregado a generaciones de seminaristas y sacerdotes.

La celebración fue más que emotiva porque se tuvo en Hostótipaquillo, la comunidad que lo vio salir al Seminario acompañado por el sacerdote que con propiedad y elocuencia predicó sobre el Sacerdocio de Cristo tan generosamente participado a monseñor Flores. El Seminario agradece al Señor por este don y la ofrenda que se ha prodigado en beneficio de tantos seminaristas.

***

 

Eminentísimo Señor Cardenal:

            Estos temas, por cierto no bien trazados, son apenas un barrunto de la realidad rica y compleja de nuestro Seminario, imposible de aprehender en un relato de esta naturaleza, menos en informaciones fragmentarias que pueden llegar espontáneamente. Se constata, sin embargo, el aprecio que le tiene el Pueblo de Dios, y sus celosos pastores lo llevan en su corazón. Que san José, Patrono providente, lo siga asistiendo con sus cuidados como lo hizo con la Familia de Nazaret.

 

Guadalajara, Jalisco, 29 de enero de 2018

 

J. Guadalupe Miranda Martínez, Pbro.

Vicerrector



[1] Vicerrector del Seminario Conciliar de Guadalajara.

[2] Ef 3, 8.

[3] Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, en lo sucesivo nrfis, n. 18.

[4] nrfi n.59.

[5] nrfi, nn. 61ss

[6] nrfi n. 74.

[7] No. 78.



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