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Memoria, gratitud, esperanza: 50 años del Colegio Mexicano de Roma

 

Miguel Ángel Silvestre Valdez[1]

 

Se da cuenta de la forma como se vivió en Roma el quincuagésimo aniversario de la fundación del Pontificio Colegio Mexicano, posible gracias a las gestiones que en su tiempo llevó a feliz término el entonces Arzobispo de Guadalajara,

Cardenal José Garibi Rivera

 

Del martes 10 al sábado 14 de octubre de 2017 tuvieron lugar en Roma sencillos y sentidos festejos con motivo de los cincuenta años de la fundación del Pontificio Colegio Seminario Mexicano, espacio de formación integral permanente para los presbíteros mexicanos que, enviados por sus obispos, estudian una especialización en el ámbito de las ciencias sagradas o humanas en alguna de las diversas Universidades Pontificias.

El Colegio Mexicano fue bendecido e inaugurado con cuarenta alumnos el 12 de octubre de 1967, siendo el Arzobispo tapatío don José Garibi Rivera el gran promotor del proyecto y el Beato Pablo vi el Pontífice que apoyaría dicha obra, ya desde Cardenal, al facilitar al Episcopado mexicano la compra del actual terreno en la zona de Monteverde, en la Vía del Casaletto 314. Él mismo había bendecido la primera piedra del nuevo edificio el 12 de octubre de 1963, ante numerosos obispos reunidos en Roma con motivo del Concilio Vaticano ii.

Los festejos comenzaron con la celebración de la Santa Misa en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano, el martes 10 de octubre a las ocho de la mañana, presidida por el Arzobispo emérito de Morelia, Cardenal Alberto Suárez Inda. Participaron además los cardenales mexicanos José Francisco Robles Ortega y Javier Lozano Barragán y el italiano Giuseppe Bertello, otrora Nuncio Apostólico en México y actual responsable del Governatorato del Estado Vaticano; a la lista de participantes se añaden ocho obispos mexicanos de diversas diócesis, presbíteros alumnos y exalumnos del Colegio, así como otros sacerdotes mexicanos presentes en la Ciudad Eterna. Importante fue la presencia de los colaboradores del Colegio y de las Hermanas de los Pobres Siervas del Sagrado Corazón, congregación religiosa que atiende diversos servicios de la comunidad sacerdotal desde hace cincuenta años. Enriqueció la celebración la participación de buen número de congregaciones religiosas, representantes de Universidades Pontificias y el Embajador de México ante la Santa Sede, don Jaime del Arenal Fenocchio. Esta Misa se realizó en recuerdo de la que cincuenta años atrás se celebrara en el altar de la Confesión para encomendar al Señor el entonces naciente Colegio.

El miércoles 11 de octubre, la participación en la Audiencia General del Santo Padre Francisco marcó el segundo momento de los áureos festejos. Desde muy temprano la comunidad sacerdotal, así como exalumnos, obispos, religiosas y colaboradores del Colegio, se hicieron presentes en plaza de San Pedro para ocupar el lugar correspondiente. Ondeando banderas tricolores y entonando melodías muy mexicanas aguardaron la llegada del Papa, quien siguiendo sus catequesis acerca de la esperanza meditó en la esperanza vigilante, y en lengua española dirigió el siguiente mensaje con motivo de la efeméride: “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a la comunidad del Pontificio Colegio Mexicano de Roma, que acompañados por los cardenales José Francisco Robles Ortega y Alberto Suárez Inda, así como por algunos obispos mexicanos, celebran el 50 aniversario de su fundación. Animo a todos a que, siguiendo el ejemplo de nuestra Madre la Virgen María, vivan con una esperanza vigilante y sean para cuantos los rodean portadores de la luz y de la caricia del Dios de la Misericordia. Que Dios los bendiga”.

El día central de los festejos fue el 12 de octubre. A las diez de la mañana, en el patio central del Colegio Mexicano, se tomó la fotografía oficial, e inmediatamente después se celebró la Misa y se procedió a la bendición de la nueva capilla.

Con motivo de estos cincuenta años se pensó conveniente una profunda adecuación del espacio sagrado; la Santa Misa fue presidida por el Eminentísimo Señor Cardenal don José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (cem); participaron además los purpurados mexicanos Alberto Suárez y Javier Lozano, arzobispos y obispos mexicanos, como el responsable del Colegio por parte de la cem, el Arzobispo de León don Alfonso Cortés, don Rogelio Cabrera de Monterrey y don José Luis Chávez, de Antequera, entre otros. Alumnos, exalumnos, religiosas, colaboradores y el personal que ejecutó las obras materiales de renovación nutrieron con su presencia la Eucaristía y la bendición del espacio sagrado.

Después de la Misa se develaron dos placas conmemorativas del aniversario y por la tarde, a las seis en punto, se verificó un amplio acto donde se expresaron recuerdos, agradecimientos y esperanzas; la ceremonia estuvo marcada por lo testimonial y por la acción de gracias, y en ella se dio lectura a una carta que envió a nombre del Santo Padre Francisco el Secretario de Estado Vaticano Cardenal Pietro Parolin. Cada uno de quienes tomaron la palabra ayudó a los presentes a agradecer a Dios por el don del Colegio Mexicano como un espacio en el que han sido posibles innumerables experiencias que han ayudado al clero de México a prepararse más para servir mejor a la construcción del Reino. Después del acto conmemorativo vespertino, la jornada concluyó con una cena fraterna donde prevalecieron la alegría y la cercanía, muy al estilo de la tierra mexicana.

Conclusión de los festejos fue un encuentro entre las comunidades de alumnos del Colegio Pío Latino Americano y el Colegio Mexicano. El sábado 14 de octubre cerca del mediodía, después de años de no encontrarse de modo oficial, ambas casas de formación se reunieron de forma sencilla y espontánea. El vínculo de México con el Colegio Pío Latinoamericano se remonta a 1860, año en el que se tiene constancia del primer alumno mexicano que llegó a Roma a dicho colegio dirigido por la Compañía de Jesús. Los presbíteros de la nación mexicana, hasta 1967, se formaban en Roma precisamente en el Colegio Pío Latinoamericano. El encuentro fue sencillo pero significativo y buscó hacer memoria del pasado del Colegio Mexicano.

Memoria, gratitud y esperanza: este trinomio fue el eje de los festejos. Al concluir éstos, la esperanza de años venideros cargados de esfuerzo, fidelidad a la misión y confianza en Dios es el epílogo con el que se cierra la etapa festiva de los primeros cincuenta años de la institución.



[1] Este Boletín agradece al Padre Silvestre, Presbítero del clero de Guadalajara que cursa en Roma la Licenciatura en catequética y es residente del Colegio de que se habla, su buena disposición para hacernos llegar esta reseña.



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