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Circulares

CIRCULAR 7/2016


Peregrinación diocesana a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Jueves 7 de abril de 2016

A toda la comunidad diocesana:

Que la misericordia de Dios Padre llene de paz sus corazones.
Invito a los sacerdotes, a los religiosos y a los fieles laicos a la peregrinación diocesana a la Basílica del Tepeyac el próximo jueves 7 de abril, y a poner nuestros corazones en las manos de la Siempre Virgen María de Guadalupe, nuestra madre. Pido a los párrocos y rectores de los templos presidir y motivar esta romería con espíritu de fe en sus comunidades, para que podamos salir a esta peregrinación diocesana en el espíritu del Año Jubilar de la Misericordia y podamos ganar la indulgencia plenaria ofrecida al cruzar la Puerta de la Misericordia en la Basílica de Guadalupe. Les invito a organizar el transporte y a ofrecer a los peregrinos los servicios espirituales, sobre todo el sacramento de la reconciliación, a fin de que el camino de peregrinaje se convierta en ofrenda agradable desde los corazones bien dispuestos a la conversión de vida.
El programa de la peregrinación será el siguiente: a las 10:00 a.m., reunión en el atrio de la Basílica para el rezo del Santo Rosario. A las 11:00 a.m., Eucaristía. Los sacerdotes están invitados a concelebrar, por lo que se les pide llevar alba y estola. Al final de la Santa Misa se renovará la consagración de la arquidiócesis a Nuestra Señora de Guadalupe.
He encomendado animar los actos de esta peregrinación al señor cura don Manuel Eufrasio Retana (tel. 36602875 y cel. 3313123548). Como signo externo, se sugiere llevar uniforme o algún distintivo para mantenerse unidos y organizarse mejor.
Quiera Nuestro Señor Jesucristo, rostro de la misericordia del Padre, concedernos por esta piadosa peregrinación mariana la unidad de fe, y que bajo la mirada de la Reina del cielo, la Virgen del Tepeyac, obtengamos un aumento en la caridad que se convierta en solicitud amorosa por el hermano que nos necesita.

Guadalajara, Jalisco, a 23 de febrero del 2016

+ José Francisco Card. Robles Ortega
Arzobispo de Guadalajara

Javier Magdaleno Cueva, Pbro.
Secretario Canciller


CIRCULAR 8/2016


Recomendaciones pastorales para la Semana Santa del domingo 20 al domingo 27 de marzo del 2016

A toda la comunidad diocesana:

Saludo con afecto y estimación a mis hermanos sacerdotes, a todos los hermanos y hermanas consagrados de casas religiosas y misioneras, así como me uno fraternalmente a todos los fieles laicos en esta preparación y espera activa del Misterio Pascual de Nuestro Señor Jesucristo, en el entorno jubiloso del Año de la Misericordia.
Ante los muchos retos que como cristianos nos toca enfrentar, hoy más que nunca estamos llamados a vivir el seguimiento de Jesucristo como resultado, por una parte, de la invitación que Dios nos hace a seguirlo más de cerca, y por otra, como la respuesta libre de cada uno para entender que el camino de la resurrección es la obediencia al Padre Dios en la tarea de transformar la sociedad con la fuerza innovadora del Evangelio, que es capaz de recrear nuestro corazón por su misericordia: “He aquí que yo hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21,5).
A fin de que las celebraciones propias de Semana Santa nos renueven de manera eficaz, pongo a su consideración algunas recomendaciones pastorales para todas las comunidades de la arquidiócesis de Guadalajara.

I. Conclusión de la cuaresma: celebración de la Semana Santa
La Congregación del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, en la carta circular Mysterium Paschale (MP), nos recuerda que en la Semana Santa la Iglesia “celebra los misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén” (n. 27).

a. Criterios generales para la celebración de los oficios de Semana Santa.
Con el fin de que se celebre digna y noblemente estos días, hay que seguir las indicaciones que la Sede Apostólica nos proporciona: Tener un número suficiente de acólitos, lectores, cantores convenientemente capacitados para que la celebración sea verdaderamente digna (ib. n. 41). Para que los fieles participen plena, consciente y activamente, conviene instruirlos sobre la estructura y los significados de las celebraciones (id.).
Preparar adecuadamente los cantos para estas celebraciones, tomando en cuenta la participación de los fieles (ib. n. 42). No multiplicar innecesariamente el número de celebraciones, especialmente en el Triduo Pascual; conviene que los fieles se congreguen en las iglesias más importantes (ib. n. 43).
La costumbre de cubrir las cruces y las imágenes de los templos a partir del domingo V de Cuaresma puede conservarse. Las cruces permanecen cubiertas hasta después de la celebración de la Pasión del Señor, el Viernes Santo, y las imágenes hasta el comienzo de la Vigilia Pascual.

b. Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
“La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, que comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión” (ib. n. 28). El Papa Francisco invita a toda la Iglesia a celebrar, en este Año Jubilar de la Misericordia, la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, cuyo lema es el siguiente: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mt 5,7).
La Iglesia misma está llamada a ofrecer abundantemente signos de la presencia y cercanía de Dios, a despertar en los corazones la capacidad de fijarse en lo esencial. En particular, esta Jornada de la Juventud es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre.
Les pido que organicen la Jornada Juvenil en las parroquias y capellanías de la arquidiócesis preparándola con orden y entusiasmo e invitando a todos los jóvenes a proclamar el triunfo de Cristo como Rey y Señor. Se profundizará y difundirá el mensaje del Santo Padre, con una conveniente catequesis. Invito amablemente a los grupos juveniles a que participen en la celebración litúrgica de la misa del Domingo de Ramos, que organiza la Pastoral Juvenil Diocesana en el Santuario de los Mártires a las 12:00 horas.
Por la tarde se llevará a cabo la celebración en la Iglesia Catedral, que comenzará en el templo de Nuestra Señora de las Mercedes a las 17:30 horas con la bendición de los Ramos, y enseguida se emprenderá la procesión hacia la Catedral Metropolitana para aclamar a Jesús como el Mesías de Dios y culminar con la participación en la Eucaristía, en la que se proclama solemnemente la Pasión del Señor.

c. Jueves Santo: Misa Crismal.
“La Misa Crismal, en la cual el obispo que concelebra con su presbiterio, consagra el Santo Crisma y bendice los demás óleos; es una manifestación de la comunión existente entre el Obispo y sus presbíteros en el único y mismo sacerdocio y ministerio de Cristo” (MP n. 35).
Invito a mis hermanos sacerdotes a participar en esta celebración eucarística en la que se renuevan las promesas que hicimos el día de nuestra ordenación sacerdotal, en comunión con el obispo. Invito también a los religiosos y religiosas y a los fieles laicos representantes de las comunidades parroquiales con el fin de que participen en esta Misa Crismal, que se celebrará en la iglesia catedral el 24 de marzo, Jueves Santo, a las 10:00 horas. Los presbíteros se reunirán para revestirse en el patio del Museo de Arte Sacro a las 9:30 y llevarán alba y estola.
El Crisma y los Santos Óleos son enviados a las comunidades de la arquidiócesis para que se utilicen en la celebración de los Sacramentos. Se entregarán únicamente a los representantes que se identifiquen con carta sellada y firmada por el sacerdote responsable. Hay que cuidar que los recipientes sean dignos y seguros, bien aseados y apropiados en tamaño y material, y que los óleos se depositen en el templo en un lugar especial, limpio y adecuado para su conservación.

II. Triduo Pascual
“La Iglesia celebra cada año los grandes misterios de la redención de los hombres desde la Misa vespertina del jueves en la Cena del Señor hasta las Vísperas del domingo de Resurrección. Este periodo de tiempo se denomina justamente el Triduo del crucificado, sepultado y resucitado; se llama también Triduo pascual porque en su celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir el tránsito del Señor de este mundo al Padre” (ib. n. 38).
Las celebraciones litúrgicas del Triduo Pascual se han de realizar con gran solemnidad, con una preparación adecuada y con una consciente participación de los sacerdotes y fieles. Las acciones litúrgicas gozan de mayor dignidad e importancia que los actos piadosos; para que los horarios se adapten a este criterio y a las necesidades pastorales de los fieles, los párrocos y rectores de los templos deben insistir más en estos días en la participación a través de los sacramentos como la Reconciliación y la Eucaristía que en lo meramente devocional, para subrayar así el paso del hombre viejo al hombre nuevo en Cristo.

a. Jueves Santo: misa vespertina de la Cena del Señor.
“Con esta Misa, que se celebra en las horas de la tarde del Jueves Santo, la Iglesia comienza el Sagrado Triduo Pascual y se esfuerza vivamente por renovar aquella última Cena mediante la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, amó hasta el fin a los suyos que estaban en el mundo, ofreció su Cuerpo y su Sangre a Dios Padre bajo las especies del pan y de vino, se los dio a los apóstoles para que los comieran, y a ellos y a sus sucesores en el sacerdocio les mandó que los ofrecieran” (Ceremonial de los Obispos n. 297).
Con esta celebración se inicia el Triduo Pascual y en ella se conmemora la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio, así como el mandato de la caridad fraterna, elementos que han de tomarse muy en cuenta en la homilía (cf. Misal Romano). Dentro de la misa, el Sacerdote que preside hace el lavatorio de los pies “a algunos varones previamente designados, y significa el servicio y el amor de Cristo, que ha venido no para ser servido, sino para servir” (MP n. 51). La celebración de la Misa de la Cena del Señor en la Iglesia Catedral de Guadalajara será a las 6:00 p.m.
Al concluir la celebración se hace el traslado del Santísimo Sacramento al lugar de la Reserva. El Santísimo Sacramento se reserva en un Sagrario y nunca debe hacerse exposición con la custodia u ostensorio. El Sagrario no tendrá forma de un sepulcro, pues no se trata de representar la sepultura del Señor, sino de conservar la Eucaristía para la Comunión del Viernes Santo (ib. n. 55).

b. Viernes Santo de la Pasión del Señor
“Este día, en que ha sido inmolado Cristo, nuestra pascua, lo que por largo tiempo había sido prometido en misteriosa prefiguración se ha cumplido con plena eficacia: el Cordero verdadero sustituye a la oveja que lo anunciaba, y con el único sacrificio se termina la diversidad de las víctimas antiguas” (Ceremonial de los Obispos n. 312).

Celebraciones litúrgicas
En las primeras horas de la mañana se puede organizar la recitación comunitaria del Oficio de Lectura y Laudes. La celebración de la Pasión del Señor se tendrá después del mediodía. Por razones pastorales puede elegirse otra hora más conveniente para que los fieles puedan reunirse más fácilmente; por ejemplo, desde el mediodía hasta el atardecer (MP n. 63); no se han de omitir las lecturas y se ha de respetar la estructura de la Oración Universal sin introducir ninguna modificación (ib. nn. 66-67). En la Catedral Metropolitana se realizará la celebración de la Pasión del Señor a las 5:00 p.m.

El ayuno pascual
El ayuno pascual de los dos primeros días del Triduo es importante, puesto que nos lleva al origen de las mismas celebraciones de preparación a la Pascua en las que la Iglesia ayuna “porque el Esposo le ha sido arrebatado”. Este día hay que observar el ayuno y la abstinencia y se recomienda que se guarde también el sábado santo, “a fin de que la Iglesia pueda llegar con espíritu ligero y abierto a la alegría del Domingo de Resurrección” (ib. n. 39). De modo particular deseo recordar que la ausencia de alimento material está en función de nutrirse más abundantemente de la Palabra de Dios para disponer al ejercicio de la voluntad de Dios en nuestra vida nueva que deseamos realizar; para facilitar esta proyección teológica del ayuno, conviene que en nuestras comunidades se provea oportunamente de experiencias como la Lectio Divina para los fieles.

Ejercicios de piedad
Los ejercicios de piedad (Vía crucis, Siete palabras, Visita a los 7 templos, Rosario del Pésame, Marcha del Silencio, etcétera) se han de organizar siguiendo con fidelidad los principios y orientaciones del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia (DPPL) de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos del 17 de diciembre de 2001 (cf. nn. 138-156).
Se recomienda el Vía Crucis, se recomienda hacer el recuerdo de la Virgen de los Dolores para acompañarla en un ambiente de austeridad, silencio y oración. Si se hace la representación de la Pasión de Cristo, se ha de fomentar en los actores y espectadores una fe activa y una auténtica piedad, explicando la diferencia que hay entre una “representación” y “la acción litúrgica” (ib. n. 144). También la devoción a la Madre del Señor, “que se ha quedado sola y sumergida en un profundo dolor después de la muerte de su único Hijo” (ib. n. 145).

Colecta anual para los santos lugares
En este día, la Iglesia Universal ha querido solidarizarse con los cristianos de Tierra Santa a causa de la crisis política y económica que afrontan y de los sufrimientos a que están sometidos. La Congregación para las Iglesias Orientales ha insistido en la importancia de esta colecta. Pido a los párrocos y rectores de los templos que en la celebración litúrgica de ese día, y en los actos piadosos, se dé a conocer a los fieles la urgencia de esta ayuda para las comunidades católicas de Palestina, y organicen ésta. Lo que se recabe se enviará a la Caja del Arzobispado.

Colecta especial

c. Sábado Santo
El Sábado Santo, a temprana hora, es muy conveniente que se recite en las comunidades el Oficio de Lectura y Laudes. También para expresar el luto de toda la Iglesia por la muerte del Esposo, se recomienda organizar “La Hora de la Madre”, ya que la Virgen María, junto al sepulcro de su Hijo, “es imagen de la Iglesia Virgen que vela junto a la tumba de su Esposo en espera de celebrar su Resurrección” (DPPL n. 147).

d. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
“Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en ella, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como “la madre de todas las santas Vigilias”. Durante la vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los Sacramentos de la Iniciación Cristiana. Toda la celebración de la Vigilia Pascual debe hacerse durante la noche. Por ello, no debe escogerse ni una hora tan temprana que la Vigilia empiece antes de la caída de la noche, ni tan tardía que concluya después del alba del domingo. Esta regla ha de ser interpretada estrictamente” (MP nn. 77-78). Los señores párrocos y rectores de los templos han de celebrar esta Vigilia en sus cuatro partes, como se encuentra en los libros litúrgicos, y no se debe reducir a una Misa Vespertina de sábado. Elegirán la hora más oportuna, entrada ya la noche, teniendo en cuenta las necesidades pastorales de los fieles. Se debe procurar celebrar una sola Vigilia Pascual, evitando la multiplicidad de celebraciones y resaltando la importancia de una única Pascua. En este Año Jubilar de la Misericordia, la Solemne Celebración de la Vigilia Pascual en la Iglesia Catedral de Guadalajara será a las 8:00 p.m.

III. Tiempo Pascual
“La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo pascual. Los cincuenta días que van del Domingo de Resurrección al Domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un solo día festivo; más aún, como el gran Domingo” (ib. n. 100).
El tiempo de Cuaresma, que preparó debidamente a las comunidades, ha de culminar con la celebración del Tiempo Pascual como una gran fiesta prolongada. La Iglesia nos sugiere algunas iniciativas para este tiempo:
Celebrar los domingos de pascua con especial solemnidad.
Resaltar la Vigilia de Pentecostés con un momento intenso de oración y como el tiempo principal para conferir el Sacramento del Orden. Fomentar las vocaciones y orar por la santidad de los sacerdotes, sobre todo el 17 de abril, IV Domingo de Pascua, en que se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
Bendecir las casas con motivo de las fiestas pascuales, de acuerdo con los textos que ofrece el Bendicional, y aprovechar la ocasión para que el párroco haga la visita pastoral a cada familia.
Que Jesucristo, el Hijo obediente del Padre, nos ayude a ser signos de fraternidad y comunión, a fin de anunciar el gozo de la resurrección y la esperanza del mundo.

Guadalajara, Jalisco, a 24 de febrero del 2016

+ José Francisco Card. Robles Ortega
Arzobispo de Guadalajara

Javier Magdaleno Cueva, Pbro.
Secretario Canciller


CIRCULAR 9/2016


Fallecimiento del Ilustrísimo señor Canónigo Monseñor José Guadalupe Ramiro Valdés Sánchez (1931-2016)

A toda la comunidad diocesana:

Los saludo fraternalmente, deseando que la paz de Cristo Resucitado los anime en el ejercicio de la caridad activa.
Hermanos, quiero notificarles que el Ilustrísimo señor Canónigo Monseñor J. Guadalupe Ramiro Valdés Sánchez ha participado del triunfo de Cristo, como recuerda el apóstol san Pablo: “Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que venga nuestro Salvador Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene para someter a su dominio todas las cosas” (Flp. 3, 20-21).
El Ilustrísimo señor Canónigo nació en Totatiche, Jalisco, el 15 de septiembre de 1931. Fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1955, en Tapalpa, Jalisco. Desempeñó su ministerio como Vicario cooperador y director del Colegio de San Julián, Jalisco; capellán de San José en Ameca y Auxiliar del Colegio de Niños Ciegos; encargado de la primaria Gómez de Mendiola, capellán de la Unidad Asistencial para Indigentes, capellán de las Granjas de Recuperación Juvenil Mental, párroco de Ameca, Jalisco, y de Nuestra Señora del Rosario en esta ciudad. Fue asesor diocesano de diversos organismos de apostolado laical, miembro de la Comisión Diocesana de la Causas de Canonización, Canónigo de la Iglesia Catedral Metropolitana, Vicario General de la arquidiócesis de Guadalajara y párroco del Sagrario Metropolitano, en el corazón de la Perla Tapatía. Finalmente, el Padre Dios Providente lo llama a la eternidad de su gracia en Guadalajara, Jalisco, el 7 de febrero del 2016.
Monseñor Ramiro, como sabemos, fue muy querido y admirado en la arquidiócesis de Guadalajara; fue un presbítero a carta cabal, de vida edificante. Hombre piadoso, de variadas virtudes, recta intención, atento administrador, educado, alegre y cortés, lector asiduo, gran catequista, de sensatez proverbial, indulgente y compasivo, su ministerio de sesenta años pudiera resumirse en su dedicación al magisterio por dos décadas, su labor como párroco por cuarenta años y su apoyo a la Curia Diocesana de seis lustros, dando testimonio de constancia y dedicación dignas de elogio. Quienes tuvimos la dicha de colaborar a su lado sólo tenemos gratitud hacia su persona y ministerio, como lo testifican los numerosos mensajes en redes sociales que entre los mismos presbíteros hemos compartido. La posteridad lo recordará por su labor en la Comisión de Causas de Canonización y por sus servicios como Vicario General de la Curia Diocesana, en su eficiencia y esmero en la primera y en su bondadosa gestión en la segunda, que le hicieron acreedor de la confianza y el reconocimiento de todo el presbiterio.
Que Cristo Resucitado reciba en la Asamblea de los Santos al Ilustrísimo señor Canónigo Monseñor José Guadalupe Ramiro Valdés Sánchez y le otorgue el premio de los servidores fieles, pues ha compartido ya la alegría del Amor eterno en Cristo resucitado. Invito a todos los sacerdotes de la arquidiócesis a ofrecer la Sagrada Eucaristía en sufragio de nuestro hermano sacerdote.

Guadalajara, Jalisco, a 12 de febrero del 2016
Javier Magdaleno Cueva, Pbro.
Secretario Canciller


CIRCULAR 10/2016


Falleció el señor presbítero don Enrique Bustos González (1932-2016)

A toda la comunidad diocesana:

Reciban un saludo fraternal en Jesucristo resucitado. Les informo del fallecimiento de un hermano sacerdote, el presbítero don Enrique Bustos González, que goce de la felicidad eterna.
El señor presbítero don Enrique Bustos González nació en Cuerámaro, Michoacán, el 15 de julio de 1932. Ingresó al Seminario de Guadalajara en el año de 1946 y recibió la ordenación sacerdotal el 22 de marzo de 1958 en Montezuma, Estados Unidos. Desempeñó su ministerio sacerdotal como vicario cooperador de Santiaguito, de la parroquia de Arandas; de Margaritas, de la parroquia de Atotonilco; de Santa Cruz de las Flores, de Nuestra Señora de Zapopan, en esta ciudad, y de Santiago Apóstol, en Tonalá. Fue párroco de San Pedro Analco, Jalisco; San Martin de Bolaños, Jalisco; Santa Ana Tepatitlán, Jalisco; Santa María Reina, Guadalajara; primer capellán de la Sagrada Familia en Tonalá, adscrito a las parroquias de Atemajac del Valle y Nuestra Señora de la Salud. Últimamente residió en el Nuevo Trinitario Sacerdotal de Guadalajara, donde recibió el llamado a la vida eterna en el amor de Cristo el 7 de febrero de 2016. El padre don Enrique fue un hombre edificante, trabajador, responsable y con gran capacidad para adaptarse a las necesidades y a las personas; prudente, dedicado al ministerio y buen compañero en la pastoral con sus hermanos sacerdotes.
Que Cristo Resucitado reciba en la Asamblea de los Santos a don Enrique Bustos González y le otorgue el premio de la Gloria eterna. Invito a todos los miembros del presbiterio a encomendar en las intenciones de misa a nuestro hermano sacerdote.

Guadalajara, Jalisco, a 12 de febrero del 2016

Javier Magdaleno Cueva, Pbro.
Secretario Canciller

CIRCULAR 11/2016


53ª JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES. Domingo 17 de abril del 2016

A toda la comunidad diocesana:
Les saludo con afecto de hermano y deseo que Jesús Buen Pastor derrame en ustedes el don de la fidelidad al servicio en su vocación.
Con motivo de la 53ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, a celebrarse el próximo 17 de abril del 2016, IV domingo de Pascua, mejor conocido como domingo del Buen Pastor, el Santo Padre nos recuerda que “la Iglesia es madre de las vocaciones”, porque ella es la casa de la misericordia y la tierra donde la vocación germina, crece y da fruto. La maternidad de la Iglesia se expresa a través de la oración perseverante y del acompañamiento a las vocaciones. También lo hace a través de una cuidadosa selección de los candidatos al ministerio ordenado y a la vida consagrada. Finalmente, es madre de las vocaciones al sostener continuamente a aquellos que han consagrado su vida al servicio de los demás.
Invito a todos los fieles, con ocasión de esta Jornada de Oración, a agradecer la mediación de la comunidad en su propio camino vocacional. El camino vocacional se hace al lado de otros hermanos y hermanas que el Señor nos regala: es una con-vocación.
Para esta ocasión los coordinadores diocesanos de pastoral vocacional ofrecen un subsidio para la realización de esta 53ª Jornada de Oración por las Vocaciones que contiene el mensaje del Papa Francisco para esta Jornada, cuatro temas para una Jornada Vocacional, Hora Santa Vocacional y las moniciones para la Eucaristía del IV Domingo de Pascua.
Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, custodie hasta el más pequeño germen de vocación en el corazón de quienes el Señor llama a seguirlo más de cerca.

Guadalajara, Jalisco a 11 de marzo del 2016

+ JOSÉ FRANCISCO CARD. ROBLES ORTEGA
Arzobispo de Guadalajara

JAVIER MAGDALENO CUEVA, PBRO.
Secretario Canciller


CIRCULAR 12/2016


COLECTA PRO TERRA SANCTA. Viernes Santo, 25 de marzo de 2016

A toda la comunidad diocesana:

Reciban un saludo de paz y bienestar a la espera de la celebración de la Pascua.
El viernes Santo es el día en el que el mal parece vencer; sin embargo, es ahí donde Nuestro Señor Jesucristo hace la máxima expresión de obediencia al Padre y de solidaridad con los hombres, por lo que la Iglesia reunida expresa con su oración y la colecta económica su agradecimiento por el don precioso de la redención desde el ara de la cruz, y apoya a la comunidad de fieles en Tierra Santa siendo solidarios con aquellos que permanecen allí, a pesar de los conflictos, para testimonio de fe y salvaguardar las huellas del paso de Cristo por nuestro mundo.
El sufrimiento de nuestros hermanos nos reclama la misericordia y la caridad, muy en especial en este Año Jubilar extraordinario de la Misericordia. En Oriente, como en otros lugares del planeta, es tiempo de martirio, porque se es víctima de atropellos, asesinatos, secuestros; las familias son separadas por los éxodos y migraciones que dejan sin patria ni protección.
Por ello, pido a toda la comunidad diocesana orar por nuestros hermanos sumidos en difíciles circunstancias, a fin de hacer efectivo el mandato del Señor a vivir la unidad: Ut omnes unum sint (Jn 17,21), “que todos sean uno”, para que el mundo crea.
Con este espíritu, animo a los párrocos y rectores de los templos que se organice la COLLECTA PRO TERRA SANCTA, y añadir la intención de socorrer, junto al mantenimiento de los Santos Lugares, la solidaridad para nuestros hermanos en Tierra Santa.
Agradezco a todos su servicio y oración solidaria por la Iglesia Universal, y ruego para que la resurrección de Cristo renueve nuestras comunidades.

Guadalajara, Jalisco, a 11 de marzo del 2016

+ JOSÉ FRANCISCO CARD. ROBLES ORTEGA
Arzobispo de Guadalajara

Javier Magdaleno Cueva, Pbro.
Secretario Canciller



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