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Informe Rectoral del año lectivo 2012-2013

José Guadalupe Miranda Martínez

A las 17 horas del miércoles 29 de enero del año 2014, en el marco de la solemne Academia en honor de santo Tomás de Aquino, se leyó este informe, en la capilla del Seminario Mayor de Guadalajara, estando presentes el señor arzobispo de Guadalajara, Cardenal José Francisco Robles Ortega y el pleno del Seminario.

Eminentísimo Señor Cardenal José Francisco Robles Ortega,
Arzobispo de Guadalajara y Rector de este Seminario:

Han pasado18 meses desde que su Eminencia, como una de sus primeras decisiones de gobierno pastoral, consideró oportuno colocar a este servidor al frente del Seminario, en calidad de Vicerrector. No sin temor, acepté semejante responsabilidad en circunstancias tan especiales. Los temores eran reales y bien fundados, puesto que hacía 16 años que había dejado mi función de formador, y una buena edad se me ha venido acumulando en el peregrinar continuo. Además, ya desde entonces, se vislumbraba en el horizonte que eventualmente podrían aparecer escollos de índole variada a tal nominación.
            Por fortuna, a estas alturas, gracias a la confianza que Usted me ha dispensado, a las muestras constantes de apoyo que el presbiterio ha mostrado en la buena marcha del Seminario y al buen ambiente que se respira en casa, todos estos temores se han esfumado. Además, se tiene la convicción de que este tipo de encomiendas se desempeñan en una atmósfera eclesial y en comunión fraterna, y se tiene la seguridad de caminar sobre los hombros de nuestros mayores, desde donde es posible otear el futuro con entereza y afrontar los retos con acierto y responsabilidad.
            En este contexto, complejo y estrujante, cumplo con el deber de informar a su Eminencia sobre la marcha de nuestro Seminario en el curso 2012-2013. Lo hago formalmente por primera vez ahora que ha concluido el Año de la Fe, durante el cual el Papa Benedicto xvi nos exhortaba a “redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo” (Portafidei 2).
            También hemos de recordar que, como Iglesia particular, estamos a punto de iniciar un Año Jubilar conmemorando 150 años de la creación de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara. ¡Aquéllos sí que eran días aciagos! Por principio, el Obispo, luego Arzobispo, anciano, enfermo y exiliado; el Seminario clausurado, al borde de la confiscación, y los seminaristas dispersos, pero no vencidos.
            Hoy, por fortuna, las circunstancias son otras; se goza de una paz relativa y de estabilidad; las estructuras diocesanas son cada día más robustas, el Seminario está pletórico, en expansión, perfilando nuevos proyectos gracias a que en las comunidades “hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, y se ora insistentemente por las vocaciones” (Evangelii gaudium 107).
            En esta atmósfera preñada de esperanzas, pongo a su consideración este mi primer informe.

I. Promoción vocacional

En muchos lugares escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Aquí, por gracia especial, abundan; sobre todo cuando se les cultiva intensamente y se les selecciona con esmero, ajustándose a los criterios surgidos de la experiencia, a las disposiciones vigentes en los seminarios de México y últimamente también habremos de atender a las advertencias del Papa Francisco en su reciente exhortación apostólica Evangelii gaudium: “no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones, y menos si éstas se relacionan con inseguridades afectivas, búsquedas de formas de poder, glorias humanas o bienestar económico” (EG 107).
            Atento a estos criterios, en nuestro Seminario, desde hace casi medio siglo, funciona en forma capilar y bien organizada el Centro de Promoción Vocacional. En el pasado curso trabajaron allí dos sacerdotes a tiempo completo y dos diáconos. A ellos se unían los sábados seminaristas mayores, de tal manera que pudieron hacer presencia en casi todas las parroquias de la Diócesis, en especial donde recibieron el apoyo de los sacerdotes responsables de la pastoral vocacional de cada decanato, el celo por las vocaciones de no pocos miembros del presbiterio y la colaboración de los laicos organizados para este fin, como es el caso del Apostolado Serra.
            Momentos de trabajo intenso en la Promoción Vocacional son los preseminarios de Pascua y de verano. En el primero se atendió a 352 niños y adolescentes, en el segundo a 568 niños, adolescentes y jóvenes. En el primero ingresaron al Seminario, en sus dos modalidades (Sem-fam/internos), 240, y en el segundo 280.
            La experiencia de Seminaristas en Familia es otra forma de promover las vocaciones. Entre nosotros surgió esta modalidad y cada día se manifiesta más prometedora. Actualmente trabajan en ella cuatro sacerdotes y cuatro diáconos, a tiempo completo. El campo de acción también va en aumento, ya que de los módulos urbanos se ha pasado a los módulos periféricos y foráneos; la intención es llegar a todas las parroquias. Al final del curso, 50 seminaristas en familia obtuvieron el pase al internado en el Seminario Menor y 10 a la Secundaria Anacleto González Flores.

II. Seminarios auxiliares

A pesar de encontrarse dispersos en todo el territorio diocesano, cada día se integran mejor y van adquiriendo su propia identidad. Las reuniones frecuentes de los formadores, las programaciones comunes al inicio del curso y las convivencias de todos los alumnos han propiciado un espíritu familiar y de colaboración, que ya empieza a dar sus frutos.

            1.- Totatiche
Dentro de dos años será una institución centenaria. Fundado en 1916 por san Cristóbal Magallanes, en plena efervescencia revolucionaria, desde entonces no ha cesado de dar buenos frutos para la región y para el presbiterio tapatío.
            Iniciaron el curso 60 alumnos y terminaron 33, de los cuales ocho pasaron al Seminario Menor de Guadalajara. A pesar de que la zona está infestada por el crimen organizado y el tejido social se deteriora cada día, se continúa promoviendo las vocaciones. Por estos motivos y porque los jóvenes provienen de familias cada vez más desintegradas y su nivel académico siempre es bajo, se tienen que intensificar los esfuerzos por parte de los formadores, para ayudarlos a discernir sus gérmenes de vocación.
            2.- La Barca
Este Seminario surgió hace ya más de 30 años, alentado por las preocupaciones pastorales del señor Cardenal José Salazar López y a la iniciativa de los sacerdotes de la región, particularmente los del decanato de Ocotlán, que supieron comunicar esta inquietud a sus respectivas feligresías. Hoy, gracias a los esfuerzos de varios sacerdotes y a la generosidad de los bienhechores, el seminario de La Barca cuenta con una residencia espaciosa y funcional, capaz de recibir a más jóvenes con inquietudes vocacionales en esta región.
            Iniciaron el curso pasado 24 alumnos de secundaria; de éstos, se retiraron 10 y sólo pasaron ocho a la preparatoria; del total de este número, 10 provienen de Ocotlán. Si se tiene en cuenta que la población de esa secundaria, del seminario y en las instalaciones del seminario sobrepasó los 300 alumnos, se podrá constatar que los seminaristas en casa propia son una exigua minoría. Urge, por tanto, intensificar la promoción vocacional y propiciar que los sacerdotes de la zona recuperen el interés por el Seminario.
            Los alumnos de la preparatoria de esta casa fueron 20 y frecuentaron diversos planteles educativos de La Barca; 17 terminaron el curso, de éstos sólo dos ingresaron al Curso Introductorio de Tapalpa.
            A pesar de los esfuerzos realizados, no fue posible dotar a esta casa en el curso pasado de un director espiritual a tiempo completo.
            3.- Cuquío
Aunque gracias a la generosidad de algunos bienhechores y al trabajo de varios sacerdotes los salones de clase son decorosos, no se puede decir lo mismo de las instalaciones donde se hospedan y viven los seminaristas. En el curso pasado hicieron un buen equipo dos sacerdotes y dos diáconos a cargo de la atención de 40 estudiantes. Como en el caso anterior, aquí también la escuela secundaria es del seminario y la mayor parte de los alumnos no son de la localidad.
            Puesto que este seminario está ubicado en una zona estratégica de muchas vocaciones, conviene seguirlo potenciando. Además, las comunidades cristianas apoyan al Seminario y en general muestran interés por mantener este plantel.
            4.- Ahualulco
Esta casa posee instalaciones buenas y funcionales. En el curso pasado dio cabida a 70 alumnos, 26 de ellos seminaristas, de los cuales 8 pasaron al Seminario Menor. A partir del 9 de febrero, a raíz de la muerte inesperada del presbítero Ismael Rosales Jiménez, este Seminario sufrió serio quebranto. En esta zona se está potenciando la promoción vocacional y suscitando el interés de los eclesiásticos de la región.
            5.- Secundaria Anacleto González Flores
Con ocho años de existencia, esta sección del seminario se ha constituido en un proyecto sólido que está aportando buenos resultados. Es una casa en construcción, pero en funciones plenas. El equipo formador estuvo integrado por tres sacerdotes y seis diáconos; junto con los padres de familia y los maestros de la secundaria, conformaron un buen equipo para atender a 190 alumnos con inquietudes vocacionales. De éstos, 36 pasaron al Seminario Menor a continuar su discernimiento vocacional.
Es necesario intensificar la organización interna de esta casa y coordinarse el equipo responsable con el de Promoción Vocacional, Sem-fam y los otros seminarios auxiliares.

III. Seminario Menor y curso de Nivelación

La casa está cumpliendo 50 años de funcionamiento ininterrumpido, albergando siempre una gran población, por lo que las instalaciones reclaman un mantenimiento general y continuo.
            En el curso pasado la población inicial ascendió a 530 estudiantes, siendo 372 de preparatoria, 77 de nivelación y 81 alumnos de 1º de Filosofía. De la Preparatoria y del curso de Nivelación se retiraron 155 alumnos. Los motivos principales para ello fueron los problemas afectivos, enfermedades graves, indisciplina, decisión personal o motivados por el padre espiritual. Pasaron al CIT 42 egresados de la Preparatoria y 52 del curso de Nivelación.
            Esta etapa de la formación se considera la más estratégica para el buen funcionamiento del Seminario Mayor. Por ésta y otras razones, los formadores del Seminario Menor emprendieron la difícil tarea de actualizar y reestructurar el proyecto de formación para ese curso, teniendo como base los documentos de la Iglesia sobre la formación de los futuros sacerdotes y recurriendo a las aportaciones de la sana psicología y la pedagogía. Los buenos resultados provenientes de este esfuerzo empiezan a surgir; por lo pronto, el equipo formador se cohesionó y se dio más cercanía con los alumnos y un mejor conocimiento y atención.

IV. Seminario Mayor

            1.- Curso Introductorio de Tapalpa
El curso dio inicio con 99 alumnos, de los cuales 81 pasaron a primero de Filosofía; esta experiencia se inspira directamente en los documentos conciliares sobre la formación sacerdotal (Optatam totius 14), y en nuestra Diócesis es un proyecto bien consolidado, que ha dado buenos frutos. En este curso pasado se alcanzaron los objetivos establecidos, gracias al esfuerzo del equipo formador y a la respuesta de los alumnos. Dos momentos estimulantes para estos jóvenes seminaristas fueron la toma de sotana y la experiencia pastoral en diversas comunidades durante la Cuaresma.
            2.- Filosofía
Iniciaron el curso 204 alumnos alojados en dos residencias, por falta de cupo en la casa central, y lo concluyeron 185. Debido a la última reforma y a los añadidos a los tratados clásicos, esta etapa se realiza en tres años.
            En esta fase, no deja de llamar la atención cómo muchos jóvenes ponen como en sordina su proceso vocacional, lo que trae por consecuencias que al llegar a Teología todavía manifiestan serias dudas en su vocación. Conviene, por tanto, seguir insistiendo en la aplicación de las enseñanzas de la Iglesia para este periodo, tan delicado y esencial; así mismo, no está por demás recomendar a los formadores más cercanía y comunicación con los alumnos.
Por lo que se refiere a las asignaturas añadidas, ya se inició un proceso de depuración.
            3.- Teología
El Teologado constituye el sector más numeroso y significativo del Seminario Mayor. En total lo conformaron 284 alumnos. Aquí están incluidos los seminaristas del “Año de Servicio”, que en la práctica nunca desapareció, y los de quinto de teología, que aunque ya no residen en el Seminario, continúan dependiendo de él, aun cuando la mayoría de éstos ya son diáconos.
            De este lote preciado, la Iglesia diocesana se benefició con 48 presbíteros y 52 diáconos. Por su parte, el Seminario se consolidó con un compromiso serio de 94 ministros y 42 candidatos a las Órdenes Sagradas.
            Cuando se llega a este momento de la trilla siempre resulta difícil distinguir el grano de la paja, más cuando algunos alumnos, conociendo el perfil que el Seminario exige para estas ocasiones, simulan poseerlo y hasta vivirlo sin haberlo asumido existencialmente en lo más profundo de su ser, y tarde o temprano vienen los desencantos y fracasos.
            Otro sector no menos vigente es el de aquellos que por no tomar en serio la gratuidad del llamado y menospreciar el discernimiento vocacional se alienan de la realidad diocesana buscando, sin alcanzarla, una experiencia espiritual profunda, pero terminan refugiándose en eso que el Papa Francisco ha llamado “la mundanidad espiritual” (EG 104).
Para enfrentar estas limitaciones y hacer frente a otros retos, desde el principio del curso se creyó oportuno consolidar el Equipo Formador, de manera particular el del Seminario Mayor. Por fortuna, la Diócesis también es rica en recursos humanos para llevar adelante este acariciado proyecto. Para este fin, se seguirá convocando como formadores a hombres probos, con adecuada preparación académica, amplia experiencia en la pastoral directa y paso favorable por el Seminario. Ellos están convocados a vivir en comunión con su Obispo y colaborar con él en la delicada labor de formar pastores teniendo únicamente a Cristo como modelo y viviendo entre sí, intensamente, la fraternidad sacerdotal, sin caer por ningún motivo en la subordinación y el clientelismo, que tanto despersonalizan y deforman cuando se asumen consciente o inconscientemente.

V. Economía

Asunto delicado y espinoso en el Seminario siempre ha sido la economía, a pesar de que ésta nunca será la preocupación dominante. Y menos cuando consta que, a lo largo de la historia, ni la Divina Providencia ni la generosidad del pueblo fiel han dejado de asistir al Seminario en todas sus necesidades materiales. Lamentarse por las penurias económicas de nuestro Seminario connotaría una actitud poco o nada cristiana. Eso sí: donde debemos ser exigentes es en la administración de los bienes que también se nos han confiado. Más cuando, en nuestros días, en todos los ámbitos del quehacer humano se demanda la transparencia. Con este propósito se ha procedido a un saneamiento en la administración a partir de un depósito exiguo en efectivo, deudas añejas heredadas, multas millonarias en puerta y prácticamente toda la administración los de bienes inmuebles fuera de control. Pudo colapsarse la administración, pero de nuevo, la generosidad de algunos párrocos y del pueblo fiel ayudó a superar este flagelo.

VI. Pastoral

Cada día son más numerosos los párrocos y rectores de comunidades que solicitan la presencia de los seminaristas en su trabajo pastoral; esta actividad abarca todos los ámbitos del apostolado y básicamente se desarrolla los sábados, dos semanas de Cuaresma y todo el mes de julio. Apostolado especial desarrollan los seminaristas que trabajan en el Sem-Fam, la promoción vocacional y los seminarios auxiliares. En este trabajo, los seminaristas cuentan con el acompañamiento de los responsables de las comunidades, y durante el verano y Cuaresma, también con la cercanía de sus formadores.
            En todas estas modalidades de trabajo tienen la oportunidad de conocer la realidad, familiarizarse con el apostolado, hacer presente al Seminario y promover las vocaciones. Está comprobado que donde los seminaristas se asoman y dan buen testimonio, surgen los llamados.
            De antemano, el Seminario agradece a todos los sacerdotes y laicos que de esta manera colaboran en la formación de los futuros pastores.

VII. Biblioteca

El repositorio bibliográfico se calcula en 160 mil volúmenes, siempre en constante aumento, más que por adquisición, por donación, ya que el presupuesto para este fin es muy escaso. En uso y a disposición de los alumnos habrá una tercera parte de este número.
            Acudieron a la biblioteca 5 622 usuarios, en su mayoría alumnos de los tres primeros años de Teología; de éstos, sólo tres fueron asiduos visitantes y señalados por su opción por las cosas del intelecto. Por desgracia, sólo dos maestros motivaron y exigieron a sus alumnos el uso de la biblioteca.

VIII. Acontecimientos más señalados

1.- Ya se ha hecho una tradición la participación del Seminario en las celebraciones en honor de Nuestra Señora de Zapopan; primero, cuando esta Imagen visita nuestra casa; después, en la celebración del Patrocinio del día 11 de octubre en la explanada del ahora Instituto Cultural Cabañas, y el 12 en la Romería. En estas dos ocasiones el Seminario tiene la oportunidad de entrar en contacto con una de las manifestaciones de piedad popular más desbordantes de México.
2.- El 9 de febrero de 2013 el Seminario se vistió de luto por la muerte del presbítero Ismael Rosales Jiménez, director espiritual en el probado Seminario Auxiliar de Ahualulco. Desempeñaba su encomienda con generosidad y limpieza. Que el Señor lo tenga en su reino eterno y seguramente es ya el intercesor indicado para encomendar la buena marcha de este Seminario.
3.- El ilustrísimo señor Canónigo José Guadalupe Romero Quezada murió el 20 de febrero, después de una larga agonía sobrellevada con espíritu de fe. El padre Romero, como lo llamábamos familiarmente, dedicó casi toda su vida ministerial a la  formación sacerdotal; cubrió casi todas las responsabilidades como formador; estuvo en la secundaria de San Martín, en el Seminario Menor, fue fundador del CIT, pasó a las facultades de Filosofía y de Teología; sirvió en la Universidad Pontifica de México y en el Pontificio Colegio Mexicano en Roma, ¡Qué el Señor le conceda participar en la Pascua Eterna!
4.- Durante el mes de febrero y principios de marzo, con expectación y sorpresa, vivimos la renuncia libre y consciente de Benedicto xvi al ministerio petrino, porque las exigencias de su responsabilidad así lo indicaban y su vigor menguaba. Todavía con más expectación y esperanzas recibimos la llegada del Papa Francisco a la sede de Pedro. Por la fe sabemos y aceptamos que, en su peregrinar, la Iglesia batalla y se purifica constantemente para ser cada vez más digna Esposa de Cristo.
5.- Al terminar el curso dejaron de pertenecer al Equipo de Formadores los presbíteros Juan Pablo Sierra Rosales, Adrián Ramos Ruelas, Octavio Pérez Ramírez, Héctor Javier Franco Vázquez, Carlos Javier Díaz Vega, Eduardo Muñoz Ochoa, Guillermo Ochoa Ornelas, Enrique del Río Chávez, Francisco García Velarde y Fernando Barajas Magdaleno.
Para todos ellos, mi agradecimiento y el del Seminario. Su labor fue ministerio apostólico que sólo se aprecia con los criterios de la fe y se recompensa en dimensión de eternidad.
6.- Al finalizar el curso escolar contamos con la visita de don Giovanni Tangorra, Decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Lateranense. Su presencia obedeció a que nuestra Facultad de Teología está afiliada a esa institución desde el año 2001, y deseaba estar presente en el momento de las evaluaciones. Quedó satisfecho de los resultados e insinuó que esa Universidad puede ofrecer más a nuestro Seminario.

Conclusión

Eminentísimo señor Cardenal: parecería que una responsabilidad de esta naturaleza pronto acabaría aplastándonos a todos; sin embargo, sabemos que en empresas de esta índole no son las fuerzas humanas las determinantes, sino la fuerza del Señor la que redime y levanta, y es en la Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, donde realizamos este ministerio. Además, con nosotros está San José, padre providente y patrono de nuestro Seminario. Que él nos asista siempre. Está María, oyente fiel de la Palabra, que nos dice sin cesar: “hagan lo que Él les diga”. Están los mártires, san Cristóbal Magallanes y compañeros, alumnos de este Seminario, que interceden siempre por nosotros.
Confortados con este auxilio, esperamos seguir cumpliendo eficazmente con la encomienda de este grave compromiso.

Seminario Mayor de Guadalajara, a 29 de enero del 2014

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