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Desde mi sótano

Primera publicación de la resistencia activa de los católicos en México (15ª entrega)  

 

Joaquín Cardoso, SJ, y otros

 

El Mensaje Presidencial

 

El número 16 de esta publicación clandestina, fechado el 23 de enero de 1927, es de un valor descomunal, pues denuncia con toda crudeza al Presidente Calles como el verdadero responsable de la persecución religiosa en México.

           

Con la misma sangre fría que ya conocemos en nuestro presidente Calles para mentir a sabiendas, nos ha lanzado el primero de este año su mensaje al pueblo mexicano.

            No me voy a ocupar de los piropos que les dirige a las clases privilegiadas y a la prensa, a la que paga muy mal su servilismo incondicional simplemente porque a veces la sola relación de ciertos hechos, ha sido funesta para el gobierno que los provoca, los prohíba o los ordena. Ni tampoco me quiero detener en las cuestiones de orden meramente político e internacional sobre las cuales pasa como gato entre las brasas.

Pero sí es necesario examinar el parrafito dedicado a la cuestión religiosa:

           

“Que el actual Gobierno no ha pretendido ni pretende combatir el legítimo ejercicio o desarrollo de ninguna actividad religiosa; que cuestiones de fe o de credo, o de dogma, se hallan en absoluto fuera de la acción y de las finalidades del Gobierno; que tengo el mismo sincero respeto por todas las manifestaciones de conciencia o de credo religioso, y que es una burda patraña imaginada por la reacción clerical que el gobierno haya procurado o querido, en cualquier instante, destruir o combatir alguna fe religiosa. En esta materia como en todas las que he sido objeto u origen de resistencia a la ley, o de dificultades a la acción reconstructiva del gobierno, he procurado y conseguido que no tuerza nuestra acción de estricto apego a la ley a la actividad de los enemigos, y me he mantenido en un plano de perfecta serenidad no permitiendo que una conducta de doctrina y de ley, como es la que se ha seguido y ordenado, sea oscurecida por la pasión, por espíritu de represalias o por rencor político”

           

¿Quiere el señor Calles darnos el consabido atole con el dedo, o ignora absolutamente el alcance de sus actividades en la cuestión religiosa, lo cual es mucho más grave aún?

            Porque si es sincera verdad que tiene “sincero respeto por todas las manifestaciones de conciencia o credo religioso”, si no pretende “combatir el legítimo desarrollo de ninguna actividad religiosa”, si las “cuestiones de fe, credo o dogma se hallan en absoluto fuera de la acción y finalidades del gobierno”; si todo esto es digno, son principios a los que sinceramente quiere ajustar su conducta, entonces lo primero que había de haber hecho antes de comenzar su persecución contra los católicos, era enterarse debidamente de lo que afirma y constituye el credo católico.

            El credo católico, la fe católica, la religión católica, tiene como dogma de fe, como principio o regulador de todas sus actividades religiosas, que el Soberano Pontífice es el sucesor legítimo de san Pedro y por consiguiente el Vicario de Jesucristo, al cual se le debe, por ese carácter, suprema obediencia; pues el señor Calles ha atacado esa obediencia que debemos los católicos al Papa, luego, ha atacado el dogma católico, la fe católica.

            La religión católica tiene como dogma la existencia de una Jerarquía Eclesiástica, y que los obispos son los sucesores de los Apóstoles, que se les debe por consiguiente a ellos suma obediencia, habiendo dicho Jesucristo al Colegio Apostólico: “El que a vosotros oye a mí me oye, el que a vosotros desprecia a mí me desprecia”; pues el señor Calles expresamente en sus decretos y actividades, ha desconocido a la Jerarquía Eclesiástica Católica, ha pretendido que los católicos desobedeciéramos o no oyéramos las órdenes de nuestros prelados; luego ha atacado el dogma católico.

            La religión católica tiene como doctrina de su fe, como principio regulador de sus actividades religiosas, la frase de Jesucristo: “Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César” y que por consiguiente hay algo que es de Dios y no es del César, y que el César no tiene derecho alguno sobre ese algo que es de Dios. Ese algo, es la jurisdicción eclesiástica, el gobierno de las almas, la administración de los sacramentos, la enseñanza del Evangelio a los niños y a los adultos, el culto interno y externo que se le debe al Creador, etcétera. Pues, el señor Calles ha pretendido sustituir el poder civil a la jurisdicción eclesiástica queriendo que los sacerdotes dependan de él en el gobierno de las almas, en la administración de las iglesias, en la reglamentación del culto, en el ejercicio de su ministerio, en las ceremonias y distribución del culto, en el ejercicio de su ministerio, en las ceremonias y distribución de los sacramentos; ha impedido la enseñanza del Evangelio a los niños de las escuelas; ha prohibido al sacerdote la dirección de las conciencias en las actividades sociales que se ligan con la religión; luego ha atacado, y gravemente, al dogma, la doctrina, la fe católica, sus manifestaciones y sus actividades religiosas.

            Si el señor Calles ha hecho todo esto por ignorancia de lo que afirma, pide y exige el dogma católico, es gravemente culpable, porque teniendo como él dice por principio de justicia y moralidad el no atacar dogma religioso alguno, debía primero conocer el dogma católico, para no exponerse a ir contra sus principios en sus actividades gubernamentales.

            Si por el contrario, conocía el dogma católico con todas sus exigencias, y sin embargo ha procedido como lo ha hecho, y después nos viene en su Mensaje, diciéndonos beatamente que no ha atacado ningún dogma… ya está juzgado.

            Pero sepa el señor Calles, una vez más, que con todas sus hipocresías y falsedades de mala ley, que con todas sus persecuciones y su fárrago de decretos opresores, no nos ha hecho variar a los católicos ni un ápice de lo que debemos a nuestra fe.

 

No lo echéis en saco roto

            Ya ahora está en la conciencia de todos los que desde el primer día fue nuestra más firme seguridad, que “estos amigos”, los famosos “estos” se los va llevando la tristeza, y pronto acabará de llevárselos; porque el que tropieza contra la piedra angular que es Cristo, se estrella sin remedio.

            Pero todavía ahora algunos subalternos están mostrando un celo digno de mejor causa, en cumplir las órdenes arbitrarias y tiránicas de los altos perseguidores.

            Pues bien, queremos hacerles una reflexión que no debe echarse en saco roto. Los de arriba, los principales o caerán o se largarán con la música a otra parte, podrán tal vez escapar al castigo, pero los subalternos se quedarán aquí, y ¿qué van a hacer? ¿A quién se acogerán? Todos sus actos de ahora se apuntan, se les conocen, y cuando las víctimas de ahora sean los jueces ¿qué sucederá? Juicio sin misericordia para el que no tuvo misericordia, para el que tuvo misericordia, justicia, justicia y pura y nada más. ¡Ay de ellos!

            En estos últimos días todavía pueden hacer méritos para la justicia o para la misericordia. ¡Escojan! Todavía es tiempo.

            Los católicos somos más propensos por convicción a la misericordia que a la justicia. Pero hay cosas que no pueden escapar al brazo justiciero, y no escaparán. Ojo y aprovecharse de la advertencia.

 

Una cruzada productiva

            El “Gran Farsante” (nos referimos a don Álvaro) ha resuelto convertirse en un nuevo cruzado, opulento, ironista, lleno de vanidad para darse a la tarea de predicar, a través de la Unión Norteamericana, las excelencias del paternal gobierno de don Plutarco Elías Calles y de la magnífica obra de la “Revolución Libertadora”.

            La idea le ha venido a don Álvaro en los precisos momentos de entrar en la agonía, la gloriosa.

            Es una idea, por decirlo así, de emergencia…

            Anidó en las cavidades craneanas del Héroe de Celaya en horas mortales para todos los magnates del asalto y del saqueo. Don Álvaro siente que se le va la Silla… y quiere alcanzarla mediante un último y desesperado esfuerzo.

            Pero el Manco, como predicador, es infumable. Como gritón de uno de esos circos que tan grande aceptación tienen entre nuestros primos, don Alvarito sería un As de la palabra. Como panegirista de cosas malas, el potentado de Cajeme resulta cero a la izquierda… porque nuestros primos van conociendo ya la “calidad de la panocha” tras la amarga experiencia de los tratados de Bucareli.

            Sin embargo, en sí, la idea no es mala. Don Álvaro va a necesitar muchos millones para su cruzada en el país del dólar.

            Y si las cosas, como es de suponerse, se ponen peor de lo que están, un día el moderno Cincinato amanecerá sano y salvo en el país extranjero, con el bolsillo bien repleto   y excelente el humor.

            Y así las cosas ¡que se fastidien, don Plutarco, la gloriosa y los gloriosos!

 

El gran peligro

            En la cuarta página de un periódico, entre las noticias que se escriben para llenar las enormes planas de los modernos diarios, apareció el domingo dos de enero una noticia importantísima, que si para muchos pasó inadvertida, para nosotros fue sensacional, y, sobre todo, de enorme trascendencia para el futuro de México.

            En estos últimos tiempos, con motivo de las dificultades surgidas entre el Gobierno de la República y los Estados Unidos del Norte, se ha afirmado insistente, de manera oficial en ciertas ocasiones y particular en otras, que en México no hay bolcheviquismo; que los hombres en cuyas manos están, hoy por hoy, los destinos de nuestra patria se hallan muy lejos de seguir los procedimientos de los sovietistas rusos; y que nuestras autoridades observan simplemente, sin tomar partido, según las palabras del general Calles, las maneras de la Rusia soviet.

            Nuestro periódico ha venido sosteniendo, con acopio de datos y razones, la tesis contraria, es decir, afirma que el bolchevismo sí existe en México y que todos los actos del Gobierno actual se dirigen precisamente a implantar el sistema de cosas que ha llevado a la ruina y a la desdicha al antes poderoso imperio de los Zares.

Estamos en lo dicho, sinceramente; pero concediendo, sin admitir que no hay bolchevismo en nuestra patria llamar la atención de nuestros lectores sobre un hecho innegable, como es el que en México se prepara, a ciencia y paciencia de las autoridades, el Soviet de América.

            Lean nuestros lectores el número de Excelsior correspondiente al dos de enero y se convencerán plenamente de que nuestro aserto se ajusta a la verdad, porque hallarán allí, detallada, a cuatro columnas y con ilustraciones fotográficas, la noticia sensacional a que aludimos al principio de este artículo, de enorme trascendencia para el futuro de México, y, ¿por qué no decirlo? Para el de toda América.

Es la reseña, tan extensa como lo permiten las necesidades del moderno diarismo, de la sesión inaugural del Partido Nacionalista Chino, a la que asistieron como invitados de honor el Secretario de la Delegación Soviética, que habló en nombre del proletariado mundial; el doctor Hari Sing Berra, ciudadano de la India Inglesa, conspicuo revolucionario y partidario ferviente del comunismo de Trotzky y de Lenin; don Esteban Paviovitch, Secretario de la Delegación de los estudiantes antiimperialistas de México y propagador de los planes de Leningrado; don Nicolás Terreros Santibáñez, peruano también, revoltoso y de hueso colorado, De Venezuela, y otros personajes de Cuba y Centroamérica, que están unificados en idéntica propaganda.

La propaganda a que se refiere el cronista de Excelsior, es la que tiempo atrás ha venido desarrollando en nuestra patria la Legación de las Repúblicas Soviéticas Rusas, que ahora, reforzada por el entusiasmo de los chinos, de los hindúes y de otros exóticos personajes arriba señalados, va a derramarse a torrentes    por los pueblos más apartados del Universo con un fin único: el de trastornar el orden social existente para implantar lo mismo en Nueva York que en Pekín, en el Imperio de los Incas que en la India misteriosa y feroz, los siniestros procedimientos gubernamentales del bolchevismo esclavo, según los planes tenebrosos de Moscú.

Es la propaganda de propagación al Soviet de América, al Soviet de Oriente, al Soviet Universal. Es la propaganda en que se unen todos los peligros conocidos hasta hoy: El peligro amarillo, el peligro israelita, el peligro indio, el peligro de la barbarie mundial azotando la civilización occidental, para trastornar el orden de cosas  establecidas y acabar, de un solo golpe, con patria, familia, hogar, religión, moral, escuela, palabra, con todo lo que el hombre ha creado de honroso y estable. Es la propaganda feroz de la “Gran Matanza”, la señora Koyontai, que afila las uñas aceradas, envía al Partido Nacionalista Chino a su secretario Haykiss, hace alianza con todos los malvados de todas las naciones y, desde nuestro México, se prepara a lanzar por el universo entero los formidables tentáculos al pulpo soviet.

¡Lástima grande que la extensión de nuestro periódico no nos permita transcribir y comentar como se merecen, todos los discursos pronunciados durante la sesión inaugural del Partido Nacionalista Chino, verdaderas amenazas a la paz del mundo!          

Pero…lean nuestros lectores el Excelsior del dos de enero de este año y en seguida mediten los renglones que vamos a copiar, tomado de L´Humanité de París, de un artículo firmado por Zinoviev, presidente del Comité Ejecutivo de la Tercera Internacional, para que sin mayor dificultad, hallen la clave del enigma que encierra el Partido Nacionalista Chino y se afiancen en la creencia de que a ciencia y paciencia de las autoridades, los rusos, los hindúes, los peruanos, los comunistas de cualesquiera latitudes, encuentran en México una base segura de operaciones, y desde aquí preparan el Soviet Universal.

Estas son las frases de Zinoviev, publicadas el 21 de junio de 1926: “No está lejos el día en que se ha de oír el llamamiento revolucionario desde Shangai a Calenta, desde Hankaw a Madrán, desde Tring-Tao al Cairo, desde Pekín a Alejandría. Al mismo tiempo el llamamiento se oirá fuertemente en Londres, en Nueva York, y en París… El relámpago del movimiento revolucionario en oriente desgarrará las densas nubes de la reacción que obscurecen el horizonte en todos los países”.

Y si añadimos que el cable nos transmite a diario nuevas de la rebelión bolchevique en la India holandesa, nuestros lectores acabarán de comprender que esto, el Partido Nacional Chino, tiene su origen en aquello, en la Tercera Internacional de Moscú.

 

La Razón de la Sinrazón

            Hace tiempo teníamos la curiosidad de saber por qué el hoy flamante jefe del Estado Mayor Presidencial, General José Álvarez, no había cuajado como fraile. Porque han de saber ustedes,  que don José fue cocinero antes que fraile, o mejor dicho, fraile antes que general.

            Sus últimas declaraciones sobre el conflicto armado, nos ha venido a dar el hilo por donde sacamos el ovillo.

            Es fama, que hay una orden religiosa en la que no se admiten tarugos, y sin duda fue en ella donde hizo sus pininos nuestro apreciable General.

            Porque, nuestro apreciable, en esas declaraciones dice, que el movimiento armado en toda la República contra el gobierno de Calles, lo dirigen y encabezan los obispos mexicanos, y da la razón: los que han caído prisioneros de las tropas del gobierno, se declaran todos católicos, y algunas banderas que se les han recogido, tienen inscripciones religiosas, luego, concluye el general, son los obispos los que dirigen y encabezan el movimiento.

            ¿Qué les parece a ustedes esta lógica de diputado laborista? La mismita que si nosotros dijéramos: entre los rebeldes al tirano Gobierno, hay muchos militares que se les han volteado, (porque entre nos, aunque no lo dicen los periódicos hay muchos batallones entre los que se han volteado): luego, la Secretaría de Guerra dirige y encabeza el movimiento.

            Esa es la lógica de nuestro apreciable General, de donde con otra lógica más verdadera y segura, se deduce, que el caletre de don José no calza muchos puntos que digamos.

            Y así se explica por qué don José no pudo cuajar como fraile en una orden religiosa donde no cuajan los tarugos, ¡Aquí está el busilis!

            Y claro, ¿a dónde podía ir a parar un hombre de ese cerebro y de esa lógica? Pues claro está: al Estado Mayor del filósofo Calles.

            Aquí está toda la razón sinrazón.

 

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